Que gusto da levantarse a las 13:15, prepararse un completo desayuno con una enorme tostada de pan integral bañada en Aceite de Oliva virgen extra, frotada intensamente con ajo, y un par de lonchas de jamon York, otra tostada con paté, un par de zanahorias frescas peladas, una buena docena de cerezas del Valle del Jerte, rojas como el carmín de un lápiz de labios y en ausencia de zumo de naranja, un sabrosísimo y cítrico Kiwi, y lo más importante, dándole completamente la razón a Enrique IV cuando pronunció la famosa frase que da título a este Post, mis apolíneos lectores.
Tal y como la cinematografía americana se ha encargado de hacernos creer, en el antiguo oeste, los pistoleros al batirse en duelo frente a un temible oponente y salir victoriosos, solían recordar el suceso realizando una muesca en la culata de sus revólveres para perpetuar la hazaña conseguida al cumplir su “objetivo”. En el caso que nos compete ahora (que cierto es también aquello de que "grandes cambios pueden ser grandes oportunidades"), siempre había estado en mi punto de mira, y con la excusa de hacer turismo en la Ciudad de la Luz, el visitar la mayor exposición internacional de la industria aeronáutica que se celebra de manera bi-anual en el aeródromo de París/Le Bourget, aunque por motivos personales...
El caso es que el tiro ha sido tan certero y efectivo que ha alcanzado la diana con precisión casi quirúrgica, de manera que si tuviese que hacer una muesca en el revolver de mi vida, esta sería tan profunda que casi llegaría al metal sobre el que está atornillado el nácar de mi culata.
Resumir 6 días de exultantes vivencias en no más de 500 palabras es una tarea que ni el más experto analista sería capaz de abordar. Modestamente no voy a intentarlo, no soy nada buen analista cuando de emociones y sentimientos y se trata. Me temblaría el pulso y puede que incluso volviera a asustarlos por la pasión con la que he aprobado esta… asignatura pendiente.
¿Pero bueno? ¿No creeréis realmente que voy a dejaros con la miel en los labios, sin puntualizar al menos algunas claras conclusiones a las que he llegado, verdad? Aunque todas tienen su lado positivo y su lado negativo.
Llegamos el día 21, Fiesta internacional de la música. ¡Que manera de abrir fuego!. Conciertos en cada esquina, las calles abarrotadas de personas embriagadas por el sonido, los puentes a rebosar de actuaciones en vivo, Rock, Jazz, Big bands, música celta, música étnica, un auténtico derroche de alegría. Las riveras del Sena abarrotadas de gente joven metiéndose de todo, y remarco literalmente lo de TODO!!!
Llegué al Museo del Louvre con la romántica idea de sentarme tranquilamente frente a la Gioconda y durante al menos media hora extasiarme imaginando que pasaba por la mente de la Dama cuando posó con tan enigmática sonrisa frente a Leonardo Da Vinci. Craso error el mío, aquello parecía la atestada marabunta que se forma en algunos grandes almacenes cuando comienzan las rebajas, codazos, imposible. Tal y como dijo una americana que conocí en el metro, para verlo con cierta “tranquilidad” hay venir en Enero. Pienso hacerle caso.
¿Llegar del hotel a los diferentes rincones?: El metro…, que contar del metro. ¿Saben los franceses que para los vagones existe algo llamado Aire acondicionado?; No he sudado tanto en mi vida, y que conste que lo dice alguien que viene de los “calores” de Sevilla. La mayoría de las estaciones y vagones se encuentran en un más que cuestionable estado de conservación, aunque sospecho se trata de la norma general. Una verdadera ciudad bajo tierra. Conciertos en los vagones, conciertos en las estaciones, colores, razas, sabores, olores… alucinante…
Y que decir del viernes y sábado dedicados en exclusiva al festival aeronáutico “Paris air show”. Créanme amig@s, no sabía para donde mirar. Si para abajo, los más sofisticados aviones de combate, helicópteros, UAV’s, transporte, etc. Si para arriba, solos con increíbles piruetas de aparatos clásicos y modernos, o complejas coreografías de patrullas acrobáticas perfectamente coordinadas. Reconozco que lloré de emoción durante unos instantes al ver mi sueño cumplido mientras observaba el “Glider ballet” acompasado a una pieza de música clásica. Me decía, “Angel estas aquí, es lo que siempre habías querido, disfrutalo”. Eso si, mis labios lo han pagado, resecos, deshidratados y rotos, de estar tanto tiempo al sol; Lástima no haber tenido a la Dama que ronda mis pensamientos y amartilla mi corazón, para enjugarlos con los suyos!!!
Y solo es un mero esbozo, piensen en lo que no he contado...
Un saludo, Damas y Caballeros.
P.d.: En cuanto tenga tiempo de poder revisar el abundante material grafico que he recopilado, espero poder publicar al menos un par de galerías de imágenes que lo ilustren todo.