Salvemos Lepanto!!!

Cerca de mi lugar habitual de trabajo hay una preciosa iglesia, una auténtica maravilla, una joya del Barroco: La Iglesia de la Magdalena. A veces me acerco a ella, me siento en silencio en su capilla sacramental y le pido. Le pido por mi familia, por mis amigos, por la gente que me importa y, como no, también por mí.

Hace unos días llovía en Sevilla, un día gris, frio, otoñal. Chispeaba, la sensación térmica era francamente desagradable. Llegaba algo más tarde de lo que solía. El atasco, las obras en la autovía, los demás conductores pendientes de sus propios problemas y las noticias poco alentadoras en la radio, …, en fin, la vida a cámara lenta. Al llegar a la oficina saludé afablemente a los compañeros del control de acceso y me dijeron “vas preparado para la guerra”.

Iba vestido casi como todos estos días invernales, botas de caza de Decathlon, anchos pantalón cargo negros, polo blanco de manga larga, braga al cuello, cortavientos impermeable gris y maletín de documentos. Debido al frío ese día había incorporado un gorro de lana negra con forro interior que compré en la ciudad de mi último viaje – un lugar mágico e increíble, pero esa es otra historia -. Ese añadido respecto a mi indumentaria habitual me confería un cierto aire marcial. Tanto que los compañeros me dijeron:

– Parece que vas bien preparado para la guerra.

Les sonreí y les repliqué:

– Se avecina una guerra. Parece que el mundo lo está deseando.

Uno de ellos me dijo:

– Cierto, además todas las generaciones han vivido una, porqué nosotros íbamos a ser diferentes.

Me sorprendió su comentario, así que tuvimos un breve intercambio de opiniones acerca de cómo estaba el mundo. Ya saben, la guerra de Ucrania, las ambiciones chinas – Taiwán – y los otros varios conflictos relacionados con el mundo árabe.

Y se preguntarán, ¿a ver por dónde nos sale este hombre? ¿Qué tendrá que ver la Iglesia de La Magdalena con su pequeña charla sobre geopolítica?

Durante la conversación mencioné la importancia de la Batalla de Lepanto para entender el contexto histórico de la actual Europa, del actual Occidente. Entonces, les comenté que si tenían tiempo se acercasen a la iglesia donde precisamente tendrían la oportunidad de contemplar el enorme y espectacular cuadro que alberga de Lucas Valdes dedicado a ese indudable hecho histórico.

La batalla de Lepanto.

Alta mar, viento fresco, sol brillante, la humedad del mar, el rítmico repiqueteo los tambores, tambores de guerra … y una nave cargando contra el enemigo.

El viento arreciando sobre la plataforma de popa de la cubierta principal de la galera. Imaginen a un joven capitán de 24 años, apenas salido de la pubertad, … apenas un chaval con incipiente perilla y mostacho a la moda de la época. A sus pies 300 o 400 hombres, la mayoría remeros – forzados -, el resto, marineros, arcabuceros y soldados. A su lado una gran flota de galeras, galeazas, bergantines y 86.000 hombres – Nervios, tensión, miedo -: La Liga Santa. Su mirada clara pero severa mirando al horizonte. Frente a él, frente a ellos, 210 galeras, 87 galeotas y fustas, 750 cañones y 88.000 hombres, … la Armada Otomana.

Un horizonte hermoso, sin duda, claro, brillante lleno de mástiles, velas y remos dirigidos por almirantes decididos a imponer su poderío naval y borrar de una vez por todas cualquier tipo de duda acerca de qué imperio dominaría el mundo.

Don Juan de Austria frente a Alí Bajá. Un duelo que marcaría un antes y un después en la historia del mundo.

Demasiada responsabilidad para dos hombres, el destino de oriente y occidente en manos de apenas dos jóvenes imberbes. Imaginen el peso de sus decisiones. ¿Sabrían cuánta responsabilidad recaía sobre sus hombros? Mas allá del destino de los hombres que en ese momento se aprestaban a luchar ¿Tendrían conciencia cuán importante sería el desenlace de la batalla?

Contexto histórico.

¡Trasládense mentalmente por un momento a aquella época!

Imaginen un mundo donde la religión lo impregna todo: la política, la economía, la sociedad, la cultura, el día a día, la vida y la muerte. Una sociedad donde el Papa o el Sultán/Imán de turno dicta su verdad acerca del bien y del mal, o del destino del creyente y del infiel.

Occidente recibe la noticia, la terrible noticia de que Bizancio/Constantinopla ha caído; Que esa ciudad monumental, esa metrópolis fortificada, último reducto amurallado de un imperio de más de mil años ha sido arrasada, saqueada, y que Mehmed II ordena convertirla inmediatamente en la nueva capital del imperio otomano y a su gran catedral en mezquita – según relatan algunas crónicas (aunque algunos lo consideren más mito que realidad) entra a caballo en la inmensa Iglesia de Santa Sofía y degüella a los allí refugiados -. Acaba de un plumazo con todo resto del viejo imperio romano de oriente y borra completamente cualquier vestigio del cristianismo de aquella antigua pero esplendorosa ciudad de la que era capital.

Hay una frase que normalmente suelo usar:

«Cuando las barbas de tu vecino veas cortar… pon las tuyas a remojar»

La desagradable noticia supuso una sorpresa mayúscula para la cristiandad, un brutal baño de realidad, una sacudida a los cimientos de la cristiandad. La clase dirigente atónita viendo cómo la amenaza musulmana se cierne sobre sus territorios; Además en una época en la que se conquistaba a fuego y cuchillo, donde la vida del ser humano valía lo que el tiempo que se tardaba en cercenarla… Ufff, como se suele decir, “para echarse a temblar”!!!

Tras ello, una vez asegurado el terreno y un siglo después, el Gran Sitio de Malta y la Caída de Chipre!!!

El Papa Pío V no perdió el tiempo… Misivas, correos a caballo corriendo como almas que lleva el diablo, emisarios convocando una coalición militar que intentase frenar la avalancha que se les venía encima. Seis meses, 6 tardó en formar la Liga Santa. Iluminado por el consejo de dios, logró todo un “milagro político” sorteando las profundas desconfianzas mutuas y los diferentes intereses políticos.

Los principales miembros que la formaron fueron:

  • La Monarquía Hispánica: El componente más grande y el principal contribuyente financiero, que incluía los territorios de la Corona de Castilla, la Corona de Aragón, Nápoles, Sicilia y Flandes, bajo el reinado de Felipe II.
  • La República de Venecia: Una potencia naval crucial en el Mediterráneo oriental, cuya posesión de Chipre había sido la causa inmediata del conflicto contra los otomanos.
  • Los Estados Pontificios: Liderados por el Papa Pío V, que fue el artífice y promotor de la alianza para unir a la cristiandad contra la amenaza otomana.
  • Otras entidades menores: También participaron la República de Génova, el Ducado de Saboya y la Orden de Malta, contribuyendo con naves y hombres a la causa común.
  • ¿FRANCIA?, … mejor no hablar de ella… la nota “discordante”. CABRONES!!!
    Mantenían una alianza estratégica con el Imperio Otomano contra la hegemonía española, coordinando ofensivas y buscando debilitar a Felipe II.

Y todos ellos, aportando cada uno una parte lograron reunir una gran flota combinada que, al mando de Don Juan de Austria, hermanastro de Felipe II, luchó en Lepanto para detener la temible amenaza otomana enfrentándose a ellos una batalla que marcaría el destino de Occidente. Lucha brutal de infantería en las cubiertas de los barcos, fuego, mástiles caídos, gritos de furia, gritos de pánico, heridos en las cubiertas, cadáveres flotando en el agua, el mar teñido de rojo. Un panorama desolador, pero victoria, … ¡Victoria al fin! La más sangrienta batalla naval de la historia y un episodio que como dijo el gran Miguel de Cervantes fue:

“La más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros”

Una ocasión de gloria como dijo él mismo. Perdió la mano izquierda, pero ganó la honra. Y no solo para él sino también para el resto de los soldados que vencieron en el bando cristiano.

Desenlace.

No voy a detenerme en describir militarmente cómo transcurrió la batalla – un poco más abajo doy una pincelada acerca del motivo -. Ambición, gloria, poder, destino, … frustración de las tropas otomanas. Alí Bajá recibió un disparo de mosquete en la cabeza, a continuación fue decapitado por un soldado español y su cabeza puesta en una pica. Poco honrosa, … muy poco honrosa para un comandante de flota!!!

Sin duda, una herida profunda e imborrable en el orgullo del bando perdedor, … el bando musulmán. Un desgarro de consecuencias catastróficas en la pretendida grandeza del poder de su dios.

Tras la devastadora derrota musulmana en las costas de Lepanto, Europa respiró tranquila. Obras de arte en memoria de la abrumadora victoria, misas por los caídos, celebraciones a lo largo y ancho de toda Europa. Se liberaron alrededor de 15.000 remeros cristianos de las galeras apresadas. El Papa Pio V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de la Victoria – más tarde se consolidó bajo el nombre de Nuestra Señora del Rosario -. La Liga Santa se disolvió por la falta de unidad cristiana y los otomanos se pusieron manos a la obra con celeridad y energía para reconstruir la flota otomana, pero ya sin las tripulaciones experimentadas que se perdieron en el combate, y aunque lograron mantener cierta hegemonía en el Mediterráneo, sus fuertes ansias expansionistas se vieron seriamente mermadas. De hecho, tras reconstruir su fuerza naval, completaron la conquista de Chipre y obligaron a Venecia a reconocer formalmente su soberanía – e incluso a pagar una cuantiosa indemnización de guerra -.

En resumen: ¡Una humillante derrota cuyas consecuencias arrastran hasta el día de hoy y de la que están tratando de vengarse a cualquier precio!

Repercusiones actuales.

Ciertamente como he descrito más arriba, lo intentaron por la vía militar, y lo hubiesen logrado si aquel 7 de octubre de 1571 el resultado hubiese sido el contrario.

Lo siguieron intentando hasta que tras el sitio de Viena en 1683 fueron finalmente derrotados por una nueva Liga Santa establecida en esa ocasión por el Papa Inocencio XI. Marcó sin duda el punto final de inflexión del avance otomano en Europa.

Sí, … su empuje fue frenado en múltiples ocasiones, pero no cejan en el empeño, no olvidan sus objetivos.

Les propongo tres conceptos para darles que pensar:

  • El Corán en la Sura 9:29: Se ordena combatir a aquellos que no creen en Dios y no siguen la religión de la verdad, hasta que paguen un impuesto de capitulación de buen grado y se sometan.
  • El concepto de la Taqiyya (disimulo): Herramienta que permite a los musulmanes operar encubiertamente – incluso renegar de su fe – dentro de las sociedades occidentales para hacer creer en la integración y la coexistencia como mecanismo para lograr la dominación.
  • Soft Power (conquista blanda): Representa un poder silencioso que no necesita imponerse: le basta con seducir y llenar los vacíos que las sociedades han dejado abiertas por el cansancio, la desidia o los intereses económicos y políticos.

Y no olvidan la derrota, el rencor, ni sus objetivos. Frente a su decisión, un Occidente que perdona, y olvida, que está siendo atacado, donde la tradición y la familia cristina está siendo atacada, donde la mujer occidental cada vez tiene menos hijos, frente a la mujer musulmana “prácticamente” solo está para parir… ¡Suena fuerte pero así está siendo! Todo lo por lo que lucharon y murieron aquellos sacrificados soldados en las aguas de Lepanto está siendo maquiavélicamente torpedeado por ese Islam que, en una lenta y paciente partida de ajedrez, ve a Occidente como un cordero fácil de degollar. Asusta!!!

No me gusta el escenario que se cierne sobre nosotros, pero, … ¡hay un pero!, … en mi opinión, están sin duda en su derecho a tratar de expandirse – ¡Nosotros también! -. Occidente está en clara decadencia, lo están aprovechando y, como he reiterado en ocasiones en algunos de mis otros artículos, mientras no se emplee la violencia se puede justificar casi cualquier conquista, a fin de cuentas, uno se deja engañar por quien quiere.

Las consecuencias las estamos viendo… reemplazo poblacional, uso del victimismo político para escalar en la sociedad, políticos de dudosa moralidad y principios, falsas promesas de integración pacífica, compraventa de intereses, y el Islam llamando a la puerta de nuestras vidas… ¡Qué digo llamando! ¡Golpeándolas con fuerza y haciendo saltar las bisagras de la tolerancia y de la convivencia! Todo ello con la connivencia de los políticos que deberían proteger el statu quo y las tradiciones de Occidente. ¿Van ustedes a permitirlo?

En fin: ¿Qué opinan? ¡Digan algo! ¡Hagan algo! ¡DESPIERTEN!

Epílogo.

Conocía bastante bien la importancia del hecho histórico, pero como en todos los artículos que escribo busqué documentarme para poder tener y dar una visión completa de lo épico del momento. Hay miles, … miles de fuentes de información al respecto, imposible estudiarlas todas. He visto documentales, he leído artículos de prensa, he investigado sobre cómo transcurrió la desgarradora y sangrienta batalla, y créanme, ha sido un trabajo muy enriquecedor. Gestas que hay que salvar del olvido, …

¡Que no se pierdan en el tiempo y en la vorágine de las noticias de la actualidad!

Conocerlas engrandece la memoria de quienes lucharon por nosotros y de los que nos vamos dándonos cuenta de ello. Les insto a que ustedes mismos profundicen en el tema que os he propuesto en el artículo de hoy. También curioso. Curioso ver y leer como cada autor barre para su casa, para su país, para sus héroes. Como siempre, … la historia pertenece a quien la escribe!!!

Tenía prisa, … reuniones, trabajo pendiente, correos que revisar, decisiones que tomar, etc. Me despedí abruptamente de los compañeros del control de acceso – Son grandes personas. Un poco de confraternización ¡vale!, pero el trabajo es el trabajo – no sin que antes ellos me “picasen” diciéndome que ahí veían material para otro de mis famosos artículos. Atravesé finalmente el torno dirigiéndoles una cómplice mirada recogiendo el guante de su propuesta.

Subí a mi “despacho” con la “mosca tras la oreja”, y me dije… “¡Sí, material de sobra!”. Días más tarde, bajé a Sevilla con mi cámara buena – Canon RP – y, en un hueco entre el desayuno y la siguiente reunión, me acerqué a la iglesia para tomar la fotografía del cuadro que ilustra este artículo.

El resto de la historia y mis elucubraciones, … acaban de leerlas.

Un saludo y nos leemos en el próximo artículo, Damas y caballeros!!!

P.d.: Si alguna vez visitan la capilla y coinciden conmigo en ella, por favor, no me molesten, me tomo muy en serio esos momentos, mis peticiones en esa sala son por noble motivo. Por último, déjenme su opinión con un mensaje pulsando sobre el título de este artículo y luego bajando hasta la sección de comentarios.

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