Crímenes de guerra!!!

Imagen de PixaBay - IanMoone22 (Stop crímenes de guerra)

Tengo un amigo, muy amigo, al que pensé que podría seducir con una oferta irresistible. Lo conozco de hace años, casi – como dicen los abuelos – “desde la mili”. Es abogado, gran profesional y, lo que más lo caracteriza, buen conversador. Nos vemos poco, pero es de esas amistades que como el buen vino, va ganando solera con el tiempo.

Dados los últimos acontecimientos internacionales, la Guerra del Golfo, la Guerra de Kosovo, el Estado Islámico, y ahora la invasión de Ucrania, llevaba tiempo pensando en qué ocurre cuando terminan las beligerancias y hay que dirimir responsabilidades.

Animé a mi amigo a que colaborase con mi blog escribiendo un artículo/ensayo corto que tratase el tema por el que me estáis leyendo abordándolo desde el punto de vista legal. Es más, para facilitarle las cosas hasta le propuse un índice para la redacción del artículo – los apartados que vais a leer luego en negrita -. Se negó. Me dio un amable capotazo, pero se negó.

No voy a ocultar que me disgustó su negativa, pero como dice aquel sabio proverbio turco: “El que busca un amigo sin defectos se queda sin amigos”. Tampoco era cuestión de tirar por la borda una amistad tan consolidada por esa nimiedad, para nada el asunto lo merecía.

Pero… ¿Quién dijo miedo? Estaba resuelto a tratar el tema – mis firmes seguidores –. Quizá no quedase tan académico/fundamentado como el que él hubiese argumentado, peeero… ¡Afirmo que merece la pena hablar de ello!

Así que aquí tienen mi artículo:

Queramos o no, cuando el ser humano tiene ansias exageradas de poder busca conseguirlo de cualquier manera posible, presionando a quien se interponga en su camino hasta alcanzar sus metas. En determinadas circunstancias esas “presiones” acaban degenerando en un conflicto que, cuando llegan a un callejón sin salida, suele resolverse por la vía de las armas.

Muy difícil; siempre he visto muy difícil justificar una guerra. El nivel de tensión llega a ser tal que la mente, el corazón, y la humanidad dejan de regir cabalmente y el sentido de las cosas y todo principio moral acaba estallando en mil pedazos víctima de la irrefrenable pasión por la sangre.

Esa “pasión” incontenida acaba ocasionando víctimas entre los implicados/enfrentados e incluso entre los que “pasaban por allí”. Se actúa de manera irracional, con brutalidad, sin pensar en los daños ni las consecuencias hasta que una de las partes se rinde y claudica, o se alcanza un punto en que la única salida es una paz forzosa/forzada.

Por el camino… muerte, destrucción y crímenes. Crímenes que deben ser juzgados para determinar si tuvieron sentido o fueron consecuencia “natural” de la dinámica de la guerra.

Ufff… queridos amigos… intentaba escribir un párrafo medianamente “aséptico”, pero… ufff… mientras me documentaba para el artículo, investigando su base legal, he llegado hasta el cuadro comparativo de “Los Crímenes de Guerra según el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y su base en el Derecho Internacional Humanitario”.

Lo siento, pero he tenido que pararme… He apartado un momento el teclado, me he llevado las manos a la cabeza y he estado a punto de llorar… Me he sobrepuesto porque me ha podido más mi empeño en redactar esta nueva entrada en el blog… pero vaya si me ha costado. Echen una ojeada al listado si se atreven – Se lee con “facilidad” y se “entiende” bastante bien -. Insoportable la maldad y la cantidad de atrocidades que un ser humano es capaz de infligirle a otro ser humano.

Les resumo los enunciados de tres de los ejemplos de los cientos – y su gama de variantes – que enumera. En el “Cuadro” completo tras los puntos suspensivos se describen los detalles de cada salvajada. ¡Imaginen!:

      • Emplear balas que se ensanchan o aplastan fácilmente en el cuerpo humano…
      • Cometer actos de violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado…
      • Someter a las personas a mutilaciones físicas o a experimentos médicos o científicos de cualquier tipo que no estén justificados en razón de tratamiento médico…

Permítanme dar por supuesto que todos tenemos en la cabeza una idea aproximada de qué es un crimen de guerra. La mía es: Una violación flagrante de las más mínimas normas éticas de lo que se supone que es una guerra… Porque bueno… es evidente que no es lo mismo una muerte que otra.

No es lo mismo un muerto por herida de bala en un tiroteo entre facciones combatientes, que un tiro a bocajarro en la frente a un soldado que se ha rendido y está detenido y arrodillado en el suelo – suena duro, pero se da el caso, cuando se trata de un «civil» es incluso más sangrante -. Ha ocurrido siempre, a lo largo de la historia de la humanidad, por distintos motivos, de distinta forma, con distintas armas – a medida que estas han evolucionado -… pero ha sucedido.

    • 2.- Cómo actuar legalmente contra un presunto criminal de guerra.

En cualquier conflicto bélico una vez finalizadas las hostilidades los vencedores suelen “ajustar las cuentas” a los culpables de que la situación llegase al punto en que todo estalló, enjuiciando a los lideres políticos y militares responsables de la campaña enemiga. Igualmente, la población civil busca esclarecer y resarcir el daño que ha sufrido enjuiciando también a los soldados – “brazos ejecutores” de las decisiones de sus dirigentes – que cometieron las matanzas efectuadas durante la contienda.

Ninguna guerra es justa, y desde las guerras en la Palestina de 1469 antes de cristo, pasando por Roma, oriente, el genocidio de los indios americanos, hasta las “guerras modernas”, a los criminales de guerra se les ha juzgado bajo diferentes marcos legales – ¿Quién de ustedes no ha escuchado hablar del Código de Hammurabi, los Convenios de Ginebra o los Juicios de Nuremberg? -.

Hay mucha, créanme… muuucha documentación sobre como a lo largo de la historia se la legislado el tratamiento las consecuencias de un conflicto bélico. De los miles de textos de referencia sobre el tema he elegido como muestra algunos curiosos de leer y bastante “asequibles”.

Pero lo cierto es que, en la actualidad a consecuencia de los trágicos hechos ocurridos a lo largo de toda la historia de la humanidad, del desarrollo actual alcanzado por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y del Derecho Penal Internacional, se decidió celebrar en la ciudad de Roma una Conferencia Diplomática de plenipotenciarios de las Naciones Unidas para establecer de una vez por todas normas de enjuiciamiento de este tipo de actos, lo que condujo al establecimiento de la Corte Penal Internacional, cuya acta final fue suscrita el día 17 de julio de 1998. De ella se derivó el Estatuto de Roma decidido a poner fin a la impunidad de los autores de esos crímenes y a contribuir así su prevención.

Desde ese momento cualquier genocidio, crimen de lesa humanidad, crimen de guerra o crimen de agresión puede ser perseguido y condenado en virtud de su paraguas de cobertura.

    • 3.- Cómo defender a un acusado de crimen de guerra.

A lo largo de la historia – disculpen la muletilla de “a lo largo de …”, se que me repito, pero con ello pretendo poner de manifiesto que todo ese camino ha sido “necesario” para llegar al punto en que nos encontramos – se ha sido en general bastante poco condescendiente con los inculpados por crímenes de guerra, en muchos casos se han resuelto sus causas de manera bastante expeditiva y con poco o ningún respaldo legal. Pero en la actualidad vivimos en un mundo muy diferente: Una sociedad Garantista.

El derecho a un juicio justo se encuentra en la esencia del artículo 10 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH). Trataron de evitar la repetición de las atrocidades de la Alemania de Hitler, donde los jueces y tribunales acataron las órdenes del régimen nazi en vez de defender la causa de la justicia en interés del pueblo. Algunas garantías para un juicio justo, incluido el derecho a la presunción de inocencia, también se encuentran en los artículos 6, 7, 8 y 11 de dicha Declaración.

El derecho a un juicio justo ha sido aceptado sin discusión por todos los países (aunque no siempre se haya respetado). Así no sólo protege a los sospechosos/acusados, sino que también consigue que las sociedades sean más seguras y fuertes al consolidar la confianza en la justicia y en el Estado de Derecho.

Que sea juzgado con justicia no quiere decir que el encausado deje de ser culpable y que tenga que pagar por sus crímenes, pero al menos asegura el no rebajarse al mismo nivel de irracionalidad y crueldad que la del presunto reo. Él o ella pueden alegar todas las razones que consideren oportunas para su defensa, pero no quita la realidad del sufrimiento y los daños causados.

Como ejemplo, en el caso del juicio al exlíder serbobosnio Radovan Karadzic por crímenes de guerra y de lesa humanidad en la antigua Yugoslavia. Él baso su defensa de su papel como presidente de la República alegando que bajo su mandato todas las comunidades formaban parte de «un pueblo». Entre otras argumentaciones se justificó diciendo que:

      • “Estaban dispuestos a convivir con los musulmanes, pero no bajo su yugo en un régimen donde vulneraran nuestros derechos fundamentales”.
      • “Los hechos que ocurrieron fueron el resultado de la caótica situación que ocurre en una guerra civil».
      • “Los serbios tan sólo intentamos defendernos para no continuar haciendo un sinfín de concesiones».
      • Afirmó que son los líderes musulmanes como Izetbegovic (fallecido en 2003) quienes deberían haber sido acusados y llevados al TPIY (Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia).
      • Reiteró que llegó con Estados Unidos a un acuerdo de inmunidad dentro de los Acuerdos de Dayton que pusieron fin a la guerra de Bosnia.
      • Aportó extractos de personalidades políticas como James Baker y Colin Powell, quienes afirmaban que el reconocimiento internacional de la independencia de Croacia, Eslovenia y Bosnia-Herzegovina fue «prematuro».

Se le escuchó, se argumentó con los avales legales pertinentes… y finalmente fue condenado a 40 años de cárcel por el genocidio de más de 7.000 varones musulmanes en Srebrenica en 1995 y el asedio de Sarajevo.

    • 4.- Conclusiones.

Se puede escribir mucho sobre el tema – tienen a su disposición cientos de sesudos estudios al respecto – pero al menos, sin extenderme demasiado para no aburrirles, he expuesto de manera somera qué es son crímenes de guerra, como la ley lo contempla y como se asegura el derecho a la defensa que cualquier acusado por ellos.

Si han leido alguno de los textos de referencia que indico en el apartado 2, habrán comprobado que el concepto de crimen de guerra ha variado a lo largo de la historia y lo que ahora consideramos una brutalidad antes era normal, aprobado, aceptado y justificado. Es más el éxito de la guerra, «institucionalizada» como herramienta de gestion de política, se medía en número de muertos: A mayor número de muertos mayor gloria del vencedor.

Hablaba al principio de Garantismo. Creo que a veces se asume en exceso – los abogados son capaces de hacer parecer blanco lo negro -, pero la ley es la ley y está para cumplirla y defenderla. El pueblo en ocasiones, con o sin razón, se toma la “justicia por su mano”, lo que le hace perder la fuerza de la razón. Tenemos los ejemplos y las tristemente repetidas imágenes de las muertes de Sadam Husein, Muamar Gadafi, o el reciente magnicidio de Shizno Abe (no como criminal de guerra sino como deleznable, indigno e injustificable ejemplo «justicia por su mano» a manos de un loco perturbado).

No soy abogado, pero entiendo que, respecto al asunto que nos concierne ahora, el objeto de los Tribunales Penales es y debe ser dictar sentencias ejemplarizantes para que el pueblo sepa que cuenta con mecanismos de defensa frente al opresor. Cualquier gobernante ha de ser consciente que, en caso de perder esa impunidad de la que alardean mientras está en el poder, tarde o temprano será juzgado por ello.

Tenemos ahora mismo Ucrania ardiendo por los cuatro costados. Una tragedia. Pero, por expresarlo de forma sencilla, en este momento Putin es Dios, y ningún gobernante occidental se atreve a toserle en la cara sin temor a las consecuencias… sin embargo esa situación no va a durar siempre. Él y sus acólitos lo saben.

Solo el tiempo y la historia dirá quien acaba pagando por los crímenes que se están cometiendo y como juzga la historia a los culpables.

Fin

La política hace extraños compañeros de cama llegando a pervertir los fundamentos de la ley y de lo correcto… No hay más que ver la manera en la que los políticos tratan de justificar todo lo que está sucediendo alrededor de conflicto ucraniano – incluso lo que sucedió en el pasado en nuestra propia casa, nuestro propio país, España – o lo que podría ocurrir (véase además el ejemplo de lo se está rumiando respecto a la soberanía de Taiwán).

Conviene recordar aquello de que: «La historia la escriben los vencedores«.

Se preguntarán… ¿Que pasa, este hombre – Yo – no habla de las víctimas, de sus derechos?… Si leen de nuevo el artículo entenderán que han estado presentes desde el minuto cero, pero en mi opinión nada, ni el mejor de los juicios, ni la sentencia más fundamentada, ni la condena más clara, puede compensar la perdida de una vida humana.

Siempre queda la venganza y/o el perdón, pero… ¿Compensan?

Creo que el problema tiene dificil solución… El ser humano es capaz de lo mejor, pero tambíen de lo peor… y sobre todo muy muy susceptible de manipulación. En el contexto actual sin duda se hace necesaria una redefinición del papel de las Naciones Unidas y dotarla de herramientas efectivas de control de la política mundial. A fecha de hoy… haría falta un cataclismo para que eso ocurra.

Un saludo, Damas y Caballeros.

P.d.: Confío que cuando mi estimado y docto amigo lea el artículo, lo encuentre adecuadamente argumentado – Para haberlo escrito un neófito en temas legales – y que se sienta lo suficientemente aludido de manera que cariñosamente su conciencia lo “obligue” a una futura colaboración. Inisistirles en visitar los enlaces que he insertado en el texto para documentarlo; merencen la pena.

😡

Elegido para la gloria!!!

Jaaa, ja, jjjaaa… Permítanme que me ria… Dicen que a todos nos llega nuestro momento de gloria . Muchos pretenden alcanzarla, darían su vida por ella. Pero, ¿qué es la gloria?

Es el reconocimiento, es la fama (no esa fama que vemos en el casposo mundo del famoseo), es la reputación (no la que se empeñan en colgarnos a modo de mochila), es el honor (no ese que usamos de coletilla para justificar el orgullo patrio), es la notoriedad (no la que se alcanza por alguna declaración rimbombante casi siempre sacada a relucir fuera de contexto o gracias al contexto), etc…. Vaya, mis queridos lectores, parece que que toda ella es susceptible de segundas interpretaciones… Me refiero a otro tipo de “gloria”, me refiero al éxito, a la inmortalidad, al triunfo, a la victoria, a todo aquello que se consigue como premio al esfuerzo, al duro trabajo, al sacrificio y riesgo personal. A la altura de miras, a los propósitos de altos vuelos.

El hombre del que voy a hablaros ahora, reúne todas esas cualidades. Es uno de mis dioses particulares (su foto dedicada es prueba de ello), una de esas personas que está ahí por realizar gestas increíbles a la altura de los auténticos dioses, rozando el cielo con la punta de sus dedos, sentado a lomos de los caballos alados más avanzados que el hombre pudo concebir y crear.

Nacido en Myra, Estados Unidos, Virginia Occidental, el 13 de febrero de 1923, Charles Elwood «Chuck» Yeager vino al mundo en una época convulsa, marcada por la postguerra y la gran depresión. Como a otros muchos (no elegidos), la vida lo llevó al ejercito, ¡pero no!… él no… él, no iba a resignarse a ser mecánico de aviones. A pesar de no tener estudios universitarios miraba alto, tan alto que decidió apostar fuerte, e ingresó en la escuela de formación de pilotos.

Durante su formación militar, demostró ser un piloto de combate soberbio, de una agudeza visual excepcional. Fue asignado a la Octava Fuerza Aérea durante las operaciones de combate en la segunda guerra mundial. Como demostración de su coraje (y curiosidad patria), en marzo de 1944, fue derribado mientras pilotaba su P-51 Mustang sobre los cielos de Francia. Logró evitar su captura y escapo hacia España. Por ello, pudo haber vuelto a casa, pero en su lugar presentó una solicitud para volver al combate que llegó al mismísimo general Dwight D. Eisenhower. Su petición fué aceptada y volvió a la acción en agosto del 44. Más tarde se le llegó a acreditar haber derribado cinco aviones alemanes el mismo día (no cualquier tipo de avión, sino 5 temibles Bf-109)… Impresionante.

Pero el hecho que más de admira de él, no fue el que se convirtiese en el primer hombre en atravesar la barrera del sonido en vuelo estable horizontal nivelado en el Bell X-1, un cacharro, que apenas si era un estrecho fuselaje con forma de bala, dotado de unas alas tan finas como papel de fumar, y propulsado por un peligroso motor cohete (algunos estallaron durante las pruebas). Nada de control electrónico, ni computadores de vuelo, ni gps, todo analógico, todo a la antigua usanza, todo buen hacer, profesionalidad y valor… Tampoco siquiera su accidentado intento batir el récord de altura en un NF-104A Starfighter, que le provocó quemaduras de tercer grado debido al cohete del asiento de eyección.

¡No señores, no! Lo que más me admira de él, fue cuando recordó con disgusto en sus memorias que, «se cometieron atrocidades por ambas partes«. Relató misiones terribles ordenadas por la Octava Fuerza Aérea de los EE.UU., como bombardear y ametrallar cualquier cosa que se moviera, para desmoralizar incluso a la población alemana. Durante el informe de una misión, dijo:

«si vamos a hacer de nuevo cosas como ésta, lo mejor es que nos aseguremos que estamos en el lado de los vencedores».

Yeager señaló además que no estaba orgulloso de la misión de ametrallamiento contra la población civil, pero “ahí están, en el expediente y en mi memoria«… Si señores… tuvo valor, el valor de reconocer que los dioses también se equivocan… el valor de reconocer los errores… y eso lo acerca aún más a la gloria.

Para la gloria no te eligen, la gloria se alcanza por méritos propios. Y la gloria cuesta, hay que pagar por ella, muchas veces un alto precio personal, incluso haciendo cosas de las que no te sientes orgulloso.

Un saludo, Damas y Caballeros.

P.d.: Antónimos: vulgaridad, fracaso.!!!

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