Salvemos Lepanto!!!

Cerca de mi lugar habitual de trabajo hay una preciosa iglesia, una auténtica maravilla, una joya del Barroco: La Iglesia de la Magdalena. A veces me acerco a ella, me siento en silencio en su capilla sacramental y le pido. Le pido por mi familia, por mis amigos, por la gente que me importa y, como no, también por mí.

Hace unos días llovía en Sevilla, un día gris, frio, otoñal. Chispeaba, la sensación térmica era francamente desagradable. Llegaba algo más tarde de lo que solía. El atasco, las obras en la autovía, los demás conductores pendientes de sus propios problemas y las noticias poco alentadoras en la radio, …, en fin, la vida a cámara lenta. Al llegar a la oficina saludé cordialmente a los compañeros del control de acceso y ellos me devolvieron el saludo con amabilidad.

Iba vestido casi como todos estos días invernales, botas de caza de Decathlon, anchos pantalón cargo negros, polo blanco de manga larga, braga al cuello, cortavientos impermeable gris y maletín de documentos. Debido al frío ese día había incorporado un gorro de lana negra con forro interior que compré en la ciudad de mi último viaje – un lugar mágico e increíble, pero esa es otra historia -. Ese añadido respecto a mi indumentaria habitual me confería un cierto aire marcial. Tanto que los compañeros me dijeron:

– Parece que vas bien preparado para la guerra.

Les sonreí y les repliqué:

– Se avecina una guerra. Parece que el mundo lo está deseando.

Uno de ellos me dijo:

– Cierto, además todas las generaciones han vivido una, porqué nosotros íbamos a ser diferentes.

Me sorprendió su comentario, así que tuvimos un breve intercambio de opiniones acerca de cómo estaba el mundo. Ya saben, la guerra de Ucrania, las ambiciones chinas – Taiwán – y los otros varios conflictos relacionados con el mundo árabe.

Y se preguntarán, ¿a ver por dónde nos sale este hombre? ¿Qué tendrá que ver la Iglesia de La Magdalena con su pequeña charla sobre geopolítica?

Durante la conversación mencioné la importancia de la Batalla de Lepanto para entender el contexto histórico de la actual Europa, del actual Occidente. Entonces, les comenté que si tenían tiempo se acercasen a la iglesia donde precisamente tendrían la oportunidad de contemplar el enorme y espectacular cuadro que alberga de Lucas Valdes dedicado a ese indudable hecho histórico.

La batalla de Lepanto.

Alta mar, viento fresco, sol brillante, la humedad del mar, el rítmico repiqueteo los tambores, tambores de guerra … y una nave cargando contra el enemigo.

El viento arreciando sobre la plataforma de popa de la cubierta principal de la galera. Imaginen a un joven capitán de 24 años, apenas salido de la pubertad, … apenas un chaval con incipiente perilla y mostacho a la moda de la época. A sus pies 300 o 400 hombres, la mayoría remeros – forzados -, el resto, marineros, arcabuceros y soldados. A su lado una gran flota de galeras, galeazas, bergantines y 86.000 hombres – Nervios, tensión, miedo -: La Liga Santa. Su mirada clara pero severa mirando al horizonte. Frente a él, frente a ellos, 210 galeras, 87 galeotas y fustas, 750 cañones y 88.000 hombres, … la Armada Otomana.

Un horizonte hermoso, sin duda, claro, brillante lleno de mástiles, velas y remos dirigidos por almirantes decididos a imponer su poderío naval y borrar de una vez por todas cualquier tipo de duda acerca de qué imperio dominaría el mundo.

Don Juan de Austria frente a Alí Bajá. Un duelo que marcaría un antes y un después en la historia del mundo.

Demasiada responsabilidad para dos hombres, el destino de oriente y occidente en manos de apenas dos jóvenes imberbes. Imaginen el peso de sus decisiones. ¿Sabrían cuánta responsabilidad recaía sobre sus hombros? Mas allá del destino de los hombres que en ese momento se aprestaban a luchar ¿Tendrían conciencia cuán importante sería el desenlace de la batalla?

Contexto histórico.

¡Trasládense mentalmente por un momento a aquella época!

Imaginen un mundo donde la religión lo impregna todo: la política, la economía, la sociedad, la cultura, el día a día, la vida y la muerte. Una sociedad donde el Papa o el Sultán/Imán de turno dicta su verdad acerca del bien y del mal, o del destino del creyente y del infiel.

Occidente recibe la noticia, la terrible noticia de que Bizancio/Constantinopla ha caído; Que esa ciudad monumental, esa metrópolis fortificada, último reducto amurallado de un imperio de más de mil años ha sido arrasada, saqueada, y que Mehmed II ordena convertirla inmediatamente en la nueva capital del imperio otomano y a su gran catedral en mezquita – según relatan algunas crónicas (aunque algunos lo consideren más mito que realidad) entra a caballo en la inmensa Iglesia de Santa Sofía y degüella a los allí refugiados -. Acaba de un plumazo con todo resto del viejo imperio romano de oriente y borra completamente cualquier vestigio del cristianismo de aquella antigua pero esplendorosa ciudad de la que era capital.

Hay una frase que normalmente suelo usar:

«Cuando las barbas de tu vecino veas cortar… pon las tuyas a remojar»

La desagradable noticia supuso una sorpresa mayúscula para la cristiandad, un brutal baño de realidad, una sacudida a los cimientos de la cristiandad. La clase dirigente atónita viendo cómo la amenaza musulmana se cierne sobre sus territorios; Además en una época en la que se conquistaba a fuego y cuchillo, donde la vida del ser humano valía lo que el tiempo que se tardaba en cercenarla… Ufff, como se suele decir, “para echarse a temblar”!!!

Tras ello, una vez asegurado el terreno y un siglo después, el Gran Sitio de Malta y la Caída de Chipre!!!

El Papa Pío V no perdió el tiempo… Misivas, correos a caballo corriendo como almas que lleva el diablo, emisarios convocando una coalición militar que intentase frenar la avalancha que se les venía encima. Seis meses, 6 tardó en formar la Liga Santa. Iluminado por el consejo de dios, logró todo un “milagro político” sorteando las profundas desconfianzas mutuas y los diferentes intereses políticos.

Los principales miembros que la formaron fueron:

  • La Monarquía Hispánica: El componente más grande y el principal contribuyente financiero, que incluía los territorios de la Corona de Castilla, la Corona de Aragón, Nápoles, Sicilia y Flandes, bajo el reinado de Felipe II.
  • La República de Venecia: Una potencia naval crucial en el Mediterráneo oriental, cuya posesión de Chipre había sido la causa inmediata del conflicto contra los otomanos.
  • Los Estados Pontificios: Liderados por el Papa Pío V, que fue el artífice y promotor de la alianza para unir a la cristiandad contra la amenaza otomana.
  • Otras entidades menores: También participaron la República de Génova, el Ducado de Saboya y la Orden de Malta, contribuyendo con naves y hombres a la causa común.
  • ¿FRANCIA?, … mejor no hablar de ella… la nota “discordante”. CABRONES!!!
    Mantenían una alianza estratégica con el Imperio Otomano contra la hegemonía española, coordinando ofensivas y buscando debilitar a Felipe II.

Y todos ellos, aportando cada uno una parte lograron reunir una gran flota combinada que, al mando de Don Juan de Austria, hermanastro de Felipe II, luchó en Lepanto para detener la temible amenaza otomana enfrentándose a ellos una batalla que marcaría el destino de Occidente. Lucha brutal de infantería en las cubiertas de los barcos, fuego, mástiles caídos, gritos de furia, gritos de pánico, heridos en las cubiertas, cadáveres flotando en el agua, el mar teñido de rojo. Un panorama desolador, pero victoria, … ¡Victoria al fin! La más sangrienta batalla naval de la historia y un episodio que como dijo el gran Miguel de Cervantes fue:

“La más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros”

Una ocasión de gloria como dijo él mismo. Perdió la mano izquierda, pero ganó la honra. Y no solo para él sino también para el resto de los soldados que vencieron en el bando cristiano.

Desenlace.

No voy a detenerme en describir militarmente cómo transcurrió la batalla – un poco más abajo doy una pincelada acerca del motivo -. Ambición, gloria, poder, destino, … frustración de las tropas otomanas. Alí Bajá recibió un disparo de mosquete en la cabeza, a continuación fue decapitado por un soldado español y su cabeza puesta en una pica. Poco honrosa, … muy poco honrosa para un comandante de flota!!!

Sin duda, una herida profunda e imborrable en el orgullo del bando perdedor, … el bando musulmán. Un desgarro de consecuencias catastróficas en la pretendida grandeza del poder de su dios.

Tras la devastadora derrota musulmana en las costas de Lepanto, Europa respiró tranquila. Obras de arte en memoria de la abrumadora victoria, misas por los caídos, celebraciones a lo largo y ancho de toda Europa. Se liberaron alrededor de 15.000 remeros cristianos de las galeras apresadas. El Papa Pio V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de la Victoria – más tarde se consolidó bajo el nombre de Nuestra Señora del Rosario -. La Liga Santa se disolvió por la falta de unidad cristiana y los otomanos se pusieron manos a la obra con celeridad y energía para reconstruir la flota otomana, pero ya sin las tripulaciones experimentadas que se perdieron en el combate, y aunque lograron mantener cierta hegemonía en el Mediterráneo, sus fuertes ansias expansionistas se vieron seriamente mermadas. De hecho, tras reconstruir su fuerza naval, completaron la conquista de Chipre y obligaron a Venecia a reconocer formalmente su soberanía – e incluso a pagar una cuantiosa indemnización de guerra -.

En resumen: ¡Una humillante derrota cuyas consecuencias arrastran hasta el día de hoy y de la que están tratando de vengarse a cualquier precio!

Repercusiones actuales.

Ciertamente como he descrito más arriba, lo intentaron por la vía militar, y lo hubiesen logrado si aquel 7 de octubre de 1571 el resultado hubiese sido el contrario.

Lo siguieron intentando hasta que tras el sitio de Viena en 1683 fueron finalmente derrotados por una nueva Liga Santa establecida en esa ocasión por el Papa Inocencio XI. Marcó sin duda el punto final de inflexión del avance otomano en Europa.

Sí, … su empuje fue frenado en múltiples ocasiones, pero no cejan en el empeño, no olvidan sus objetivos.

Les propongo tres conceptos para darles que pensar:

  • El Corán en la Sura 9:29: Se ordena combatir a aquellos que no creen en Dios y no siguen la religión de la verdad, hasta que paguen un impuesto de capitulación de buen grado y se sometan.
  • El concepto de la Taqiyya (disimulo): Herramienta que permite a los musulmanes operar encubiertamente – incluso renegar de su fe – dentro de las sociedades occidentales para hacer creer en la integración y la coexistencia como mecanismo para lograr la dominación.
  • Soft Power (conquista blanda): Representa un poder silencioso que no necesita imponerse: le basta con seducir y llenar los vacíos que las sociedades han dejado abiertas por el cansancio, la desidia o los intereses económicos y políticos.

Y no olvidan la derrota, el rencor, ni sus objetivos. Frente a su decisión, un Occidente que perdona, y olvida, que está siendo atacado, donde la tradición y la familia cristina está siendo atacada, donde la mujer occidental cada vez tiene menos hijos, frente a la mujer musulmana “prácticamente” solo está para parir… ¡Suena fuerte pero así está siendo! Todo lo por lo que lucharon y murieron aquellos sacrificados soldados en las aguas de Lepanto está siendo maquiavélicamente torpedeado por ese Islam que, en una lenta y paciente partida de ajedrez, ve a Occidente como un cordero fácil de degollar. Asusta!!!

No me gusta el escenario que se cierne sobre nosotros, pero, … ¡hay un pero!, … en mi opinión, están sin duda en su derecho a tratar de expandirse – ¡Nosotros también! -. Occidente está en clara decadencia, lo están aprovechando y, como he reiterado en ocasiones en algunos de mis otros artículos, mientras no se emplee la violencia se puede justificar casi cualquier conquista, a fin de cuentas, uno se deja engañar por quien quiere.

Las consecuencias las estamos viendo… reemplazo poblacional, uso del victimismo político para escalar en la sociedad, políticos de dudosa moralidad y principios, falsas promesas de integración pacífica, compraventa de intereses, y el Islam llamando a la puerta de nuestras vidas… ¡Qué digo llamando! ¡Golpeándolas con fuerza y haciendo saltar las bisagras de la tolerancia y de la convivencia! Todo ello con la connivencia de los políticos que deberían proteger el statu quo y las tradiciones de Occidente. ¿Van ustedes a permitirlo?

En fin: ¿Qué opinan? ¡Digan algo! ¡Hagan algo! ¡DESPIERTEN!

Epílogo.

Conocía bastante bien la importancia del hecho histórico, pero como en todos los artículos que escribo busqué documentarme para poder tener y dar una visión completa de lo épico del momento. Hay miles, … miles de fuentes de información al respecto, imposible estudiarlas todas. He visto documentales, he leído artículos de prensa, he investigado sobre cómo transcurrió la desgarradora y sangrienta batalla, y créanme, ha sido un trabajo muy enriquecedor. Gestas que hay que salvar del olvido, …

¡Que no se pierdan en el tiempo y en la vorágine de las noticias de la actualidad!

Conocerlas engrandece la memoria de quienes lucharon por nosotros y de los que nos vamos dándonos cuenta de ello. Les insto a que ustedes mismos profundicen en el tema que os he propuesto en el artículo de hoy. También curioso. Curioso ver y leer como cada autor barre para su casa, para su país, para sus héroes, … para sus intereses. Como siempre, … la historia pertenece a quien la escribe!!!

Tenía prisa, … reuniones, trabajo pendiente, correos que revisar, decisiones que tomar, etc. Me despedí abruptamente de los compañeros del control de acceso – Son grandes personas. Un poco de confraternización ¡vale!, pero el trabajo es el trabajo – no sin que antes ellos me “picasen” diciéndome que ahí veían material para otro de mis famosos artículos. Atravesé finalmente el torno dirigiéndoles una cómplice mirada recogiendo el guante de su propuesta.

Subí a mi “despacho” con la “mosca tras la oreja”, y me dije… “¡Sí, material de sobra!”. Días más tarde, bajé a Sevilla con mi cámara buena – Canon RP – y, en un hueco entre el desayuno y la siguiente reunión, me acerqué a la iglesia para tomar la fotografía del cuadro que ilustra este artículo.

El resto de la historia y mis elucubraciones, … acaban de leerlas.

Un saludo y nos leemos en el próximo artículo, Damas y caballeros!!!

P.d.: Si alguna vez visitan la capilla y coinciden conmigo en ella, por favor, no me molesten, me tomo muy en serio esos momentos, mis peticiones en esa sala son por noble motivo. Por último, déjenme su opinión con un mensaje pulsando sobre el título de este artículo y luego bajando hasta la sección de comentarios.

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El cementerio alemán!!!

Buenos días/tardes\noches de nuevo mis ilustres lectores. !Encantado de verles de nuevo por estos lares!

Como recordarán hace unos meses publiqué un artículo acerca de mi visita al cementerio americano de Luxemburgo, lo titulaba “To all that suffered!!!” – lectura previa necesaria muy recomendada y sin duda complementaria para entender el por qué y el desarrollo de este nuevo artículo -. En él, mencionaba que me restó por visitar el cercano cementerio del bando alemán. Me lo “apunté” para una futura visita… Pues bien, a veces el azar te hace recorrer caminos insospechados – quizá destinados a cruzarse – que de manera accidental acaban haciéndote cumplir esos objetivos a los aspirabas a alcanzar algún día.

Como el Ying y el Yang, como el blanco y el negro, como la cara y la cruz, considero que para formarse una opinión sobre cualquier conflicto – ya sea personal, filosófico, político o militar – es necesario tener en cuenta todas las versiones de las facciones que participan en la cuestión a dirimir. Hilando con el tema de hoy, como ya os di mi opinión sobre la forma en que el Ejército Americano honró a sus caídos, corresponde ahora hacer los honores relatando la inesperada visita que hice al camposanto alemán ubicado a las afueras de Cuacos de Yuste (Cáceres).

Antes les hice referencia a mi artículo previo, no voy a tratar de repetir su esquema, pero evidentemente estableceré ciertas analogías. Pasen pues y lean, aunque… en esta ocasión empezaré por las conclusiones.

Mi conclusión, … no es mal lugar para que tus huesos reposen como última morada.

Tengo poco o ningún ansia por morir… La vida es a veces dura y complicada… enfermedades, guerra, problemas, pobreza, racismo, contaminación, etc, pero… no me negarán que tiene cosas hermosas… enamorarse, la paz, aprender y progresar, el arte, la familia, los amigos, una puesta de sol, una sonrisa, el abrazo de un niño, … En cualquier caso, tarde o temprano el viaje llega a su fin y a veces – en nuestro texto de hoy, por culpa de la guerra – de la peor manera posible. En esos casos lo que queda de uno puede llegar a acabar en un camposanto similar al que os presento en este artículo.

En contexto.

¡Cuacos de Yuste!, ¿Qué pueblo?, ¿Qué nombre más curioso y/o atípico? ¿Quién diría que guarda tales tesoros como los que cobija?

Fui allí acompañado de personas maravillosas, sin tener muy claro a donde iba ni qué iba a encontrar, simplemente me dejé llevar. La idea: Visitar el Monasterio de Yuste, casa palacio en la que se alojó y murió Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico tras su abdicación. Está situado a las afueras de Cuacos, en la comarca de La Vera, al noreste de la provincia de Cáceres.

Durante el camino desde Villanueva de la Vera a Cuacos, mis acompañantes mencionaron las palabras “cementerio alemán” … Automáticamente vinieron a mi mente ideas como “Guerra civil”, “España”, “conflicto”, “respuestas”, “muerte”, “descanso”, “energías” … y mi “deuda” pendiente con Luxemburgo. Tenía que visitarlo, sí o sí, aunque fuese una visita corta y así se lo expresé a mis tres compañeras de viaje. Aceptaron… quizá no de muy buen grado… pero aceptaron – Entiendo que a nadie se le hace plato de buen gusto visitar un cementerio -.

Impresión.

Estando allí comprendí por qué Carlos V decidió elegir ese lugar para pasar sus últimos días… Situado en las faldas de la montaña, rodeado de luz y de verde, … ya de por si el entorno natural lo hace digno de ser visitado. Enclavado en un emplazamiento privilegiado, el agua, abundante en esta comarca cacereña, junto con las extensas arboledas convierten la zona en un paraje idílico para disfrutarlo en cualquier época del año.

El acceso al recinto, al algo estrecho y nada suntuoso, no permitía adivinar qué se encontraba tras sus puertas. Cuenta con una cuidada arquitectura y un diseño que refleja el estilo propio de los cementerios militares alemanes de la época. Presenta una estética sobria y ordenada, con filas de lápidas de granito que exhiben los nombres, rangos y fechas de fallecimiento de los soldados. Además, se encuentra rodeado por un muro de piedra y cuenta con una pequeña capilla.

Es importante destacar que el cementerio de Cuacos de Yuste es un lugar de conmemoración y recuerdo para los caídos, donde se honra la memoria de los soldados alemanes. No solo es un espacio de valor histórico, sino también un recordatorio de los horrores y las consecuencias de la guerra.

Al llegar allí lo primero que pude ver fue el rótulo de bronce al pie de la escalinata de acceso, con una leyenda que reza:

“En este cementerio de soldados descansan 26 soldados de la Primera Guerra Mundial y 154 de la Segunda Guerra Mundial. Pertenecieron a tripulaciones de aviones que cayeron sobre España, submarinos y otros navíos de la armada hundidos. Algunos de ellos murieron en hospitales españoles a causa de sus heridas. Sus tumbas estaban repartidas por toda España, allí donde el mar los arrojó a tierra, donde cayeron sus aviones o donde murieron. El Volksbund en los años 1980–1983 los reunió en esta última morada inaugurada en presencia del embajador de la República Federal de Alemania en un acto conmemorativo hispano-alemán el 1 de junio de 1983. Recordad a los muertos con profundo respeto y humildad.”

Muy significativo el texto… si lo analizan obtendrán al menos varias conclusiones:

  • Se trata de soldados caídos en la primera y segunda guerras mundiales. Más allá de las operaciones de la Legión Condor alemana durante nuestra Guerra Civil, desconocía que alguna misión de combate de la primera guerra mundial hubiese tenido lugar en las proximidades de territorio español – cuestión que investigaré en cuanto pueda -. En cualquier caso aunque nuestro país se mantuvo en una conveniente posición de neutralidad, no cabe duda que tácitamente sirvió a a Alemania de trampolín o zona de paso durante el transcurso de las hostilidades.
  • La mayoría de los caídos son pilotos de la Luftwaffe. Investigando, muchos de ellos fueron la tripulación de bombarderos que atacaban convoyes marítimos de transporte y cuyos cuerpos acabaron apareciendo en las costas españolas. Investigando para documentarme algunos de los aparatos fueron los famosos Dornier Do-217, Heinkel He-111Focke Wulf Fw-200 Condor  o los Junkers Ju-88, todos aviones muy versátiles. Estos dos últimos aparatos ostentaron en su época récords de distancia y velocidad respectivamente.
  • Cayeron u operaron a lo largo del territorio y costas de toda la geografía nacional, al igual que la Legión Condor, que lo hizo desde diversos aeródromos de campaña. Como documentación adicional les recomiendo el excelente libro “Sol y Moscas” de Manuel Parrilla Gil – del que poseo un ejemplar dedicado por el propio autor -, una interesante referencia para conocer su intervención alemana en el conflicto español y la web http://incidentessgm.blogspot.com, donde se recopila abundante documentación al respecto clasificada por tipo de aparato.
  • A pesar de lo controvertido de lo allí reunido, la política es capaz de mover los hilos con la suficiente fuerza como para superar todos los rencores, barreras y reticencias históricas cuando el motivo lo “justifica” – lo entrecomillo porque a veces las motivaciones son bastante peregrinas -. Trasladar los caídos de cualquier bando desde sus lugares de enterramiento originales a un destino definitivo ha estado siempre sujeto a no pocas polémicas y de hecho sigue ocurriendo hoy día – léase el caso de todo lo relacionado con ciertos personajes de nuestra Guerra Civil -. Ello sugiere lo impresionante de la maquinara política puesta en funcionamiento para lograrlo.

Vigilancia.

Sorprendente… al contrario que en el americano,… ni fornidos guardias, ni vigilantes jurado controlando el recinto, ni altas verjas protegiendo el perímetro, ni doradas águilas alemanas flanqueando la entrada… nada… absoluta libertad… tan solo algunas aves apostadas en las ramas de los árboles cercanos, observando curiosamente a todos aquellos que se acercaban a curiosear, algún que otro visitante ocasional y una anciana – probablemente familiar de alguno de los soldados fallecidos – sentada en un banco a la sombra – Dudo que formase parte del equipo de custodia del cementerio -.

Esa aparente ausencia de supervisión, por una parte, me indujo una clara sensación de libertad, pero me consta que por contra ha permitido en que en más de una ocasión vandalizasen sus lápidas

¿Cuándo aprenderemos a dejar en paz a los muertos? Ellos ya pagaron.

El soldado.

Al igual que hice en el artículo sobre el cementerio americano, elegí un soldado en el que fijarme por si en un futuro tuviese la intención de escribir un artículo similar – finalmente esa idea se ha materializado en este post que están leyendo -. Me fijé en varios, también en las lápidas de los soldados desconocidos “Ein unbekannter Deutcher Soldat”, e incluso en la de algún soldado italiano, pero finalmente me decidí por Hans Möeller. ¿El motivo?: Marta.

Alguien, una mujer…. Vaya, … era la única tumba adornada con una hermosa flor – reciente, aún estaba fresca – como presente al fallecido.

He buscado información acerca de él, … también, como en el caso del soldado americano, apenas nada, tan solo que el 24 de marzo de 1943, su avión, un Fw Condor (Wnr. 0192 F8+ER del 7/Kg40) cayó. Los cuerpos de cuatro de sus tripulantes fueron apareciendo en la costa vasca durante el mes siguiente y se dieron por desaparecidos a dos.

  • Feld. Georg Market – Copiloto – Cuacos de Yuste, A, 046
  • Uffz. Hans Möeller – Radio – Cuacos de Yuste, A, 043
  • Ofel. Hans Müller – Mecánico – Cuacos de Yuste, A, 041
  • Uffz. Harald Santler – 2º Radio – Cuacos de Yuste, A, 045
  • Ofw. Werner Bock – Piloto – Desaparecido
  • Ogfr. Walter Rettke – Artillero – Desaparecido

Un simple operador de radio, … Hans Möeller fue un simple operador de radio, haciendo su trabajo al servicio del país que lo vio nacer. Pago con su sangre ese trabajo. El paso del tiempo se ha tragado su recuerdo y su vida… Para todos excepto para ella. Para Marta.

Algo muy intenso debe de vincularlos. ¿Qué? Lo desconozco, aunque me gustaría saberlo.

Una preciosa flor, colocada con esmero en un cuenco con una precisa lazada y un dibujo de un corazón atravesado por una flecha – si pulsan sobre la imagen que ilustra este post, podrán comprobarlo ustedes mismos -. Desconozco quien es esa Marta, ni su relación con el caído. Pero estoy seguro de que a él le habría reconfortado la idea de saber que alguien aún lo recordaba y lo honraba de tan bella manera a pesar del tiempo transcurrido.

Espíritu y Energías.

Muy al contrario que en el Cementerio Americano, en la que a pesar de la sensación de profundo respeto todo me pareció una magnífica puesta en escena, pero de clara artificiosidad, salí del cementerio alemán con una sensación de naturalidad, calma y paz interior que me sorprendió.

No sé si fue el entorno… si la cálida luz azul que bañaba el camposanto… si el refrescante sonido del agua o quizá el dulce canto de los pájaros, pero el ambiente sin duda invitaba al reposo y a la relajación.

¿No les he hablado de la compañía con la que acudí allí, ¿verdad?, pero ahora viene al caso. Dos de ellas, personas con una especial sensibilidad hacia todo lo relacionado con la espiritualidad y las energías del ser humano, coincidieron conmigo en la sensación de paz que se respiraba en el lugar.

Me resultó muy curioso lo que me dijo una de ellas al marcharnos de allí.

No me gusta venir a estos lugares, Ángel. He estado en otros sitios y lo he pasado francamente mal. En alguna ocasión me he tenido que marchar de allí, pero en este recinto no he tenido ningún miedo. Muy al contrario, todo me invita a quedarme.

Pensé que quizá los caídos se encontraban a gusto esa su última morada final, por ello daban su tácita aprobación, y … esa energía… emanaba de la tierra.

Confío en que si alguno de ustedes viaja por la zona y se decide a visitarlo confirme si regresan con la misma impresión que les narro.

Epílogo.

Como conclusión, puedo constatar que el cementerio alemán de Cuacos de Yuste es un apropiado testimonio tangible de la participación alemana en la Segunda Guerra Mundial y representa un punto de interés tanto para aquellos interesados en la historia militar como para quienes buscan comprender el legado y las consecuencias de este conflicto.

Es curioso, … si lo piensan bien, … Tanto el imperio español de Carlos V como el pretendido imperio alemán que Adolf Hitler quiso edificar cayeron. Todos los imperios caen, víctima de sus propias soberbias, estruendosamente, con la dolorosa pérdida de vidas y territorios… Occidente caerá – algo se intuye en el horizonte -, esperemos que no tan estruendosamente como lo hicieron estos y me pregunto:

¿Por qué caen los imperios? ¿Lucharemos para que no caiga? ¿Qué nuevo imperio lo sustituirá? ¿En qué nos afectará? ¿Cómo será nuestra vida entonces?

¡Demasiadas preguntas por contestar!

Probablemente lo haga el mundo islámico – quizá Turquía que está firmemente empeñada en resucitar el Imperio Otomano -. No se andan con inútiles remilgos ni estúpidos buenísimos. China lo sabe y creo que por eso mantiene al pueblo Uigur sujeto con mano firme.

¿Qué opinan ustedes?

Antes de marcharme del lugar, apagué mi cámara Canon, le coloqué el protector de lente, la guardé en su mochila, y me acerqué al banco a la sombra a sentarme tranquilo para echarle un último vistazo al recinto. Me senté, cerré un segundo los ojos, respiré y me quedé un minuto junto a la anciana. Me despedí de ella y me marché junto con mis compañeras.

Al reunirme con mis compañeras comentaron:

– Se te notaba a gusto y cómodo allí sentado a la sombra.

– Si, agradecí la sombra, la suave brisa y que la señora se apartase un poco para dejarme un lado. Quise permanecer allí un momento pensando.

– ¿Señora?, ¿Qué señora? Estabas allí solo, como meditando.

– ¿Solo?, ¿no la visteis?

Preferí, no añadir nada más, simplemente nos marchamos… pero ahora me pregunto qué ocurrió durante ese minuto de soledad, quién o qué era esa anciana que estaba allí junto a mí … ¿lo soñé? ¿un espíritu? ¿Marta?

Morir puede convertirse en el final de todo, pero también hacer eterno el recuerdo de lo que una vez fuimos. Esperemos que los dos bandos hayan tomado nota de lo que ocurrió, y del dolor y la sangre vertida con la que regaron los campos de batalla de una Europa que, como hoy, vive más separada que unida. Estoy seguro de que ninguno de ellos pensaba que se convertirían en recuerdos mudos de los desastres de la guerra – por muy hermosos y simbólicos que sean sus lugares de acogida final -.

Como reza la leyenda de la placa… me despido, de ustedes por hoy y de los caídos del bando alemán por siempre, con profundo respeto y humildad.

Un saludo, Damas y Caballeros.

P.d.: Investigando y documentándome para el artículo – mi agradecimiento a las fuentes – descubrí que justo al lado de la tumba de Hans Möeller, está la de Otto Hartman – se aprecia justo a la derecha de la imagen -, joven comandante de 26 años del submarino U-77 cuya vida y hundimiento está abundantemente documentados, quizá debía haberles hablado también de él, pero no quería extenderme demasiado. Les animo a investigarlo. Nos volvemos a leer pronto, esta vez con un artículo algo más técnico que «filosófico»!!!

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