De la necesidad virtud: Por un Museo del Aire en Sevilla (Parte II)!!!

Sin más preámbulos… Hay muchas maneras de enfocar la segunda parte del proyecto que inicialmente les propuse el pasado año, mis estimados apasionados de la «militaria«… Si, muchas, … enfoques formales, enfoques técnicos, enfoques económicos, culturales, etc., … muchas,… pero en cualquier caso hablamos de un museo, de un espacio expositivo donde alojar elementos a exhibir/conservar – Les insto encarecidamente a revisar las alegaciones preliminares argumentadas en la «Parte I» -. Definámoslo.

Espacios.

Pero… ¿Qué es un museo?… Es más… ¿Qué es un «Museo del Aire«?

Un museo es una institución que colecciona, conserva, estudia y exhibe objetos de valor cultural, artístico, científico o histórico. Su función varía, según el tema, el público y el objetivo que persiguen. En nuestro caso el Museo del aire sería la institución destinada a educar, entretener, investigar y preservar el patrimonio de la aviación española para disfrute de curiosos, expertos e historiadores.

Y… en todo museo, el “espacio/recinto” constituye un elemento fundamental para su concepción y diseño, ya que influye en la forma de presentar y comunicar las colecciones, así como en la experiencia y el disfrute de los visitantes. Sus espacios deben adaptarse a las necesidades y características de las obras, respetando su valor y su integridad, y facilitando su conservación, estudio y difusión. Por otra parte, las edificaciones para los museos suelen ser de dos tipos: los costosos edificios que se construyen específicamente para albergar un museo, y los que se reutilizan o rehabilitan a partir de una construcción preexistente. Este último es nuestro caso, pues para el proyecto que les formulo no sería  necesario edificar ninguna estructura adicional, por lo que la inversión necesaria en este aspecto sería mínima.

Propongo usar las instalaciones del Acuartelamiento de Tablada… ¡es el lugar perfecto! Conjuga/conjugaría con armonía la arquitectura, el contenido, así como la funcionalidad y la estética adecuadas para reflejar la identidad de su carácter netamente sevillano, con la misión del museo y de las aeronaves allí expuestas. En la actualidad dispone tanto de edificios de estructuras y estilos clásicos (Capilla, Edificio de Tiro de Pichón, Pabellón de oficiales – que acoge una pequeña colección museística – y zona de monumentos), junto con otros más modernos y adecuados para alojar elementos y aeronaves de valor histórico/técnico. Me refiero en este último caso a los hangares y la Torre de Control, ambas edificaciones son muy necesarias y adecuadas dado que en algunos aspectos se deben considerar la iluminación, la temperatura, la humedad, la seguridad y la accesibilidad. Por último y no menos importante, también dispone de espacios exteriores en los que ubicar material menos sensible a la intemperie, equipos móviles y/o de mayor tamaño.

Para ser más concreto, propongo la cesión por parte de las autoridades del complejo de al menos dos de los hangares y una de las zonas exteriores para exhibir los aparatos de los que trataré en los siguientes epígrafes:

  • En primer lugar, por su ubicación y tamaño, el antiguo gran hangar donde se reparaban los Lockheed C-130 Hércules, situado en el extremo noroeste del recinto (llamémoslo Hangar-A).
  • En segundo lugar, el más clásico, arquitectónicamente hablando, de techo rojizo situado apenas a unos metros (llamémoslo Hangar-B).
  • Y, en tercer lugar, la zona de aparcamientos junto al Dornier DO-27/CASA C-127 del monumento a los Grandes Vuelos (llamémosla Zona-C).

Los motivos para elegirlos son los siguientes:

  • El volumen/área disponle en el Hangar-A permitiría alojar el grueso de las aeronaves, las de mayor tamaño o las de alas rotatorias.
  • El Hangar-A podría acoger los aviones o helicópteros más modernos, así como otros elementos asociados (motores, utilería, armamento, etc.).
    El Hangar-B, de estructura más clásica, podría acoger un museo de material y panelería relacionada, como por ejemplo consolas de radar, algún antiguo simulador similar a los expuestos en el Museo de CuatroVientos, cartelería y trípticos informativos, y maquetas de aviones.
  • El Hangar-B, por otro lado, podría utilizarse para proyecciones/presentaciones relacionadas con el mundo de la aviación, conferencias y actos públicos, e incluso dotarlo con una tienda de merchandising que tanto éxito tienen en otros museos y/concentraciones aeronáuticas.
  • Por su ubicación y distribución, la zona de los hangares A y B sería además fácilmente acotable de cara a las visitas concertadas – a nadie le gustaría una jauría de curiosos merodeando sin control por la zona -. Por otra parte, llegado el momento se podría habilitar un acceso directo para visitantes desde el exterior a través de la Avda. Maestranza Aérea.
  • La zona-C al aire libre, permitiría exponer las aeronaves menos sensibles a la intemperie como algún de transporte de mediano tamaño, algún sistema de radar móvil o defensa aérea, exhibiciones de drones y/o exposiciones/cesiones temporales de material relacionado. Hubiese sido interesante para esta zona, y pensando en el posible incremento futuro del número de aeronaves, considerar en su lugar el área libre aledaña en el extremo sur que es actualmente el helipuerto del acuartelamiento, pero la considero de utilidad para el propio uso interno del complejo en su función principal por lo que entiendo que los responsables se resistirían con toda lógica a cederlo.

Bien… podría ser más ambicioso, disparar más alto o extenderme más, pero a buen seguro todos ustedes intuyen ya el camino que les estoy marcando.

Las aeronaves.

En el primer artículo que he dedicado a presentarles este proyecto mencionaba la palabra “coyuntura”.

¿A qué me refiero con ello?

Dada la situación actual del Ejército del Aire y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía y Guardia Civil), estamos atravesando un momento determinante: por una parte, nos encontramos con el envejecimiento y/o la obsolescencia de las células de algunos aparatos que han prestado gran servicio en nuestras fuerzas armadas. Por otra parte, la guerra de Ucrania y otros conflictos están obligando a todos los ejércitos a forzar una imprescindible transición tecnológica, en especial en el seno del Ejército del Aire, que se ve abocado a una renovación de material para situarse a la altura de de los nuevos escenarios de combate altamente tecnologizado y a los nuevos tipos de amenaza militar. Por ello, muchos de esos aparatos, que han servido fielmente a los intereses nacionales durante décadas, están llegando al final de su vida operativa y se enfrentan ahora a un destino incierto. Algunos de ellos serán canibalizados y despojados de sus componentes más útiles para mantener operativos otros de su clase. Los que estén en mejores condiciones se venderán de segunda mano a ejércitos aliados que aún puedan sacarles partido o que no tengan recursos para adquirir material más moderno. Otros acabarán instalados en alguna rotonda o plaza pública, exhibidos como monumento ante transeúntes que no sabrán apreciar su significado o incluso los demonizarán por la exaltación de una patria en la que no creen. En último extremo, el resto serán desguazados y/o vendidos como chatarra sin más reconocimiento que el valor de su metal.

¡Lamentable destino en algunos casos para unos aparatos que han formado parte de nuestros ejércitos y que a buen seguro contribuyeron a dar seguridad y prestigio a nuestra nación!

¿Qué miembro del ejército, qué aficionado a la temática militar, o qué político con visión de futuro no querría sacarles partido a la increíble oportunidad que se nos brindaría dándoles una segunda vida?

En mi opinión, y como otros países han demostrado en multitud de localizaciones museísticas, merecen ser recordados y puestos en valor como parte de la historia de nuestra nación y de nuestra cultura militar. Y… ¡tenemos suerte!… En este momento hay o pronto habrá multitud de material disponible y, con ciertos retoques «estéticos», algunas de esas aeronaves que podrían considerarse fácilmente candidatas a obtenerse y exhibirse en el espacio disponible. Serían por ejemplo: …

Hago un aparate para explicarles mi metodología… En mi vida profesional cuando presento un informe suelo añadir al final del texto un apéndice de referencias respecto a la documentación que utilizo para formular mis conclusiones. En esta ocasión para facilitarles el estudio de la propuesta optaré por añadirlas a continuación de cada ejemplo que citaré.

Se podría disponer sin demasiadas complicaciones de:

¿Qué mejor destino que acoger alguna de esas nobles unidades en un museo en nuestra querida ciudad?

Aunque ya puestos a soñar y que descarto por variadas razones, podríamos considerar también:

  • Los Lockheed P-3 Orion de patrulla marítima. Descartado por su enorme tamaño dado el espacio disponible, que requeriría considerar un área alternativa u otra ubicación.
  • Los Lockheed C-130 Hércules del Ala 31 del Ejército del Aire, de los que se revendieron 10 de las 12 unidades que tenían en servicio, por lo que deberían quedar 2 disponibles para nuestro proyecto.
  • No deberíamos olvidar alguna célula adicional del fantástico Dassault Mirage F1, aunque en este caso lo descarto puesto que ya en la propia entrada al recinto se puede admirar una preciosa unidad de esta increíble interceptor. Mis felicitaciones a los responsables de situarlo allí, está muy inteligentemente colocado en su «peana» y adorna magníficamente el entorno por cómo lo han dispuesto para admiración de los ciudadanos.
    https://maps.app.goo.gl/oTZSRibSVCiwnKbd7
  • Tratar de recuperar al menos alguna de las células de los preciosos Harrier AV-8A Matador de la marina española que fueron vendidas a la Marina de Tailandia en 1993.
  • Donaciones por parte de instituciones y/o propietarios particulares (en particular algún que otro biplano Bucker 131/CASA 1131E).
  • Otros muchos disponibles que causan baja o están a punto de hacerlo en otros ejércitos extranjeros.

Traslado del material.

Estamos planteando un proyecto serio, y como tal tenemos que considerar el factor costo. Hablemos de ello.

¡Vale!, ya tenemos el “scrap material”… – chatarra para muchos –  a desmantelar, canibalizar y/o destruir,… ¡Pero “piezas de museo” para nosotros! Ahora… ¡hay que trasladarlo desde la Base Aérea donde se decomisiona hasta Sevilla!

Normalmente al producir baja un elemento, y antes de deshacerse de ello y achatarrarlo, el personal de la Maestranza Aérea correspondiente se encargaría de despojar a las aeronaves de los componentes sensibles (sistemas electrónicos, equipos de comunicaciones y de navegación, armamento, capsulas pirotécnicas de los asientos eyectables, fluidos contaminantes, etc.) y luego desmantelaría en secciones cuerpo del aparato (alas y timones, motores, rotores, trenes de aterrizaje, etc.). Para nuestras necesidades, tan solo tendrían que eliminar el material explosivo y el contaminante, el resto de los elementos serían conservados para su exhibición al público. Ello supondría ahorro tanto en reciclado como en tiempo de operación para el personal encargado, que tan solo tendría que desmontar aquellos elementos necesarios para poder transportar el material en el volumen útil disponible de un camión militar o de un contenedor marítimo.

¡Pero esos elementos o aeronaves hay que trasladarlas sí o sí!… bien a un vertedero, a una chatarrería, o cualquier lugar donde se apilaría y pudriría a la intemperie. Sería desmontado con poco o ningún miramiento, cargado a lomos de un camión o contenedor y trasladado a su destino definitivo. ¿Por qué no aprovechar ese mismo “vehículo/porte” para trasladarlo a nuestro museo en Sevilla?

El coste de fletar un camión para trasladar un contenedor marítimo depende de varios factores, como el tipo de contenedor, el volumen de carga, la distancia, la fecha, los servicios adicionales (escolta del material, vigilancia del transporte, desvíos de tráfico, etc.) y la disponibilidad de medios de transporte (humanos y materiales). Como sabrán, habitualmente en nuestro ejército el departamento de logística mueve desde sus cuarteles material pesado (carros de combate, sistemas de misiles, generadores diésel, vehículos blindados, etc.) o de gran volumen a las localizaciones donde suelen realizar sus maniobras de entrenamiento. El ejército español dispone por tanto de vehículos y personal capaces de realizar los traslados necesarios.

Tras los factores que acabo de mencionar (desmantelamiento y traslado) hay un coste asociado, pero estoy absolutamente seguro de que las autoridades del ejército colaborarían de buen grado sabiendo que parte del material y de su legado, al que tanto tiempo y esfuerzos han dedicado y que tan buenos servicios ha prestado, no iría a acabar vilmente en una chatarrería, sino que sería conservado para deleite de futuras generaciones. Entendiendo además que, al no tratarse de cuestiones urgentes, el traslado podría hacerse coincidiendo con el movimiento de valijas y/o suministros que suelen realizarse entre los diferentes acuartelamientos y/o almacenes logísticos, con lo cual el coste final sería mínimo.

Conclusiones.

Llegados a este punto, tenemos: Los espacios que utilizaremos, las aeronaves a exponer, y cómo trasladarlas al recinto del museo… ¿Peeero!… «aún queda tela que cortar«.

Les pido disculpas estimados lectores… creía, iluso de mí, que con esta segunda entrega de mi propuesta iba a poder terminar de definir por completo el proyecto que les propongo… ¡Craso error! Intento extenderme lo mínimo necesario, pero, dado el  rigor y seriedad con que estoy exponiendo los elementos a considerar, temo que tendré que dedicar al menos otro post más a las cuestiones pendientes necesarias para terminar de dar forma al marco completo de la iniciativa. Quedan facetas como la adecuación del material, de los espacios físicos, las colaboraciones necesarias, el cronograma, por supuesto las valoraciones económicas y, … porque hay un «y», … un «plus» adicional que va más allá y que dejo como sorpresa. Pero… para evitar que vuelvan a señalarme por la excesiva longitud de las entradas de este blog, … lo trataré en una próxima entrega.

He esperado para publicar esta segunda parte a tener ya está suficientemente avanzada la redacción de la parte III y así no haceros esperar demasiado, pero de nuevo les ruego algo de paciencia, tiempo no es precisamente algo que me sobre.

Un saludo y nos leemos pronto, Damas y Caballeros!!!

P.d.: Poco a poco se cierra el círculo y con vuestra ayuda el Acuartelamiento Aéreo se convertirá en un lugar especial para los apasionados de la aviación y de referencia cultural para nuestra gran ciudad. ¿Se atreven a sumarse a mi iniciativa? ¡Déjenme un menaje pulsando sobre el título y luego bajando hasta la sección de comentarios!

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De la necesidad virtud: Por un Museo del Aire en Sevilla (Parte I)!!!

Fotografía José Luque

Rescatando el legado aeronáutico: La Imperiosa Necesidad de un Museo del Aire.

Sevilla es una ciudad que vive de sus tradiciones… trata de modernizarse, pero no cabe duda de que vive de ellas, básicamente de la Semana Santa, profundamente arraigada en la tradición religiosa andaluza, y de la Feria de Abril, vívida expresión del folclore y la alegría naturales de nuestra comunidad autónoma.

Pero… y casi siempre hay un “pero” mis estimados lectores… estar anclado a las tradiciones puede ser una desventaja en un mundo en constante evolución y, aunque las tradiciones aportan estabilidad y conexiones culturales, también pueden limitar el progreso y la adaptación a nuevos tiempos y mercados dada la desventaja significativa que radica en la resistencia a los nuevos paradigmas. Aferrarse a las tradiciones a menudo se nos aprisiona en el «statu quo» y nos mantiene anclados impidiendo la innovación y la adopción de nuevos enfoques culturales.

Nuestra ciudad está olvidando algo fundamental en su historia, en la de España y la del mundo en general: Su primordial importancia en el desarrollo de la aeronáutica.

En esta ciudad donde el zumbido de los motores y la elegancia de las alas han sido parte fundamental de su identidad y de su historia, dotarla de un Museo del Aire como se merece una ciudad de su importancia no se trata simplemente de una cuestión de preservar el pasado y ponerlo en valor, sino también de consolidar un futuro que debería proteger y que debería aspirar a fortalecer.

Otras comunidades autónomas se han dado cuenta de la importancia económica del sector aeronáutico y, aunque en su derecho de hacerlo, están traicioneramente tratando de socavar/arañar parte del prestigio e impulso que esta área representa para toda Andalucía. Nuestra urbe, cuya historia se teje en el lienzo del cielo, no puede permitirse el lujo de olvidar sus raíces aeronáuticas, ni pasar por alto el papel crucial que desempeñará en las alturas y en el porvenir de sus ciudadanos.

Desde sus primeros días como cuna de la aviación, esta ciudad ha sido testigo de hazañas intrépidas, valerosos Raids e innovaciones revolucionarias que han constituido contribuciones invaluables al progreso tecnológico. Desde la antigua fábricas de Hispano Aviación en Triana, hasta la factoría en Airbus en Tablada y en la actualidad el polo aeronáutico de San Pablo/AeróPolis, un museo del aire sería, en esencia, el faro que iluminaría el camino hacia el futuro, recordando a los ciudadanos y al mundo en general la relevancia pública de una ciudad con un legado tan excepcional.

Podríamos destacar entre los muchos otros acontecimientos notables:

Vemos como con algunos de estos ejemplos podemos apreciar claramente la importancia a lo largo del siglo pasado de nuestra capital para las rutas aéreas comerciales. Por otra parte y encarando al futuro, debemos resaltar las negociaciones que la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía está realizando actualmente para convertir a Sevilla en nodo de comunicaciones transatlánticas e incluso internacionales.

También debemos considerar el escenario militar. La Base Aérea de Morón de la Frontera, ubicada en nuestra provincia, sede del Ala 11 del Ejército del Aire de España y equipada con aviones de última generación Eurofighter Typhoon, ha desempeñado un papel significativo en diversos aspectos, aportando valiosos recursos tanto a la seguridad nacional, como a la economía local y las relaciones internacionales de la provincia, consolidándose como una instalación estratégica con múltiples dimensiones de importancia.

Ciñéndonos al ámbito político, la creación de un auténtico Museo del Aire se convertiría en una manifestación tangible del compromiso de las autoridades locales con la preservación de la historia, la promoción de la cultura y la afirmación de la firme apuesta por promover sus aspiraciones industriales y tecnológicas de crecimiento económico. No sería simplemente una estructura física, sino un testimonio vivo del respeto por la tradición y la comprensión de que el pasado y el futuro aeroespacial de la ciudad es un activo político inestimable y estratégico.

Sevilla ya cuenta con un incipiente Museo del Aire en el Acuartelamiento de Tablada, pero convertirlo en algo más serio se podría erigirse como monumento no solo a los pioneros del vuelo, sino también a la capacidad de una ciudad para adaptarse y liderar una era de constante cambio. En el ámbito político, serviría como una herramienta de diplomacia cultural, atrayendo visitantes de todo el mundo y fomentando la colaboración internacional en el ámbito aeronáutico.

En el aspecto comercial, la presencia de un Museo del Aire se traduce en oportunidades económicas significativas. Este no sería simplemente un lugar de nostalgia, sino un imán para el turismo, generando ingresos y creando empleo en una variedad de sectores, desde el turismo hasta la restauración y el comercio local. He visitado festivales y museos aeronáuticos a lo largo de todo el mundo – en mi último viaje el del portaaviones USS Intrepid, situado en el muelle 86, del West Side de Manhattan – y puedo certificar que en todos los casos se han convertido en centros de atracción cultural y turística – a pesar las habituales colas de acceso como las que yo mismo he tenido que padecer en casi todas las ocasiones -.

Además del material de exposición estático y paneles informativos con el que habría que dotarlo, las posibles exhibiciones interactivas y algunas experiencias inmersivas no solo atraerían a aficionados a la aviación, sino también a estudiantes y profesionales interesados en las ciencias aeroespaciales. La ciudad se convertirá en un centro de educación e innovación, generando un flujo constante de talento y conocimiento que alimentará el desarrollo comercial aeroespacial en la región.

Por otra parte, en el ámbito comercial, un Museo del Aire también sirve como un escaparate para la industria aeroespacial local. No cabe duda de que Sevilla tiene el privilegio de acoger a industrias punteras del sector. Estas empresas podría exhibir sus últimos avances tecnológicos, estableciendo un vínculo directo entre la tradición y la innovación, lo que no solo promovería la visibilidad de las empresas locales, sino que también atraería la atención de inversionistas, socios comerciales potenciales y empresas auxiliares.

!Piensen en el incentivo económico, de empleo y cultural que ello significaría!

En resumen, la creación de un Museo del Aire en esta ciudad con tan rica historia aeronáutica no es solo una cuestión de nostalgia o preservación, sino una inversión estratégica en su futuro. Desde el punto de vista público, polític0 y comercial, este museo se erigiría como un faro que iluminaría la senda hacia un horizonte lleno de posibilidades aeroespaciales y sociales. Su importancia trasciende el mero acto de recordar; sería un compromiso con el progreso y un tributo al legado que debe seguir impulsando a esta ciudad hacia las alturas.

Elucubraciones.

Darle vueltas a estas cuestiones, que llevan tiempo rondándome por la cabeza, ha hecho que me plantee la decisión de tratar de promover en la medida de mis posibilidades la necesidad de materializar la aspiración de que nuestra localidad disponga con una instalación museística a la altura de las expectativas de cualquier ciudad que se precie de tal y con tamaña implicación aeronáutica. Así lo he abordado, tomándomelo casi como un «proyecto personal», y… así lo he hecho patente en los diversos foros en los que he tenido la oportunidad de participar.

Retomando la parábola del pictórica que mencionaba al comienzo de mis cavilaciones, abordar un proyecto de esta categoría sería inviable sin cierta planificación, y el arte de planificar, al igual que cuando un pintor prepara su lienzo, es esencial para el éxito de cualquier proyecto. La propuesta lo requiere. La ausencia de un cronograma robusto y serio sería como una pincelada sin guía, como un proyecto sin dirección y probablemente acabaría destinado a perderse en el caos de la improvisación.

Para la apuesta de futuro que os propongo, tener en cuenta a las empresas e instituciones públicas y militares interesadas – cuyas expectativas marcarían los tiempos, darían forma al destino final del proyecto y cuya colaboración sería sin duda necesaria – es de suma importancia. Tengo una idea bastante clara de cómo llevarlo a buen término.

Durante el desarrollo de las jornadas del Campeonato de Andalucía de Vuelo Simulado – organizado por la FEADA (Federación Andaluza de Deportes Aéreos) en la urbanización El Eucaliptal de Alcalá de Guadaira, en la que colaboré documentando gráficamente el desarrollo de las competiciones – tuve la oportunidad de exponer mi visión del proyecto a un miembro de la Maestranza Aérea del  Ejército del Aire. Al explicarle mi propuesta para dotar de contenidos relevantes y convertir el actual en un «auténtico» Museo del Aire – que como he demostrado en párrafos anteriores Sevilla merece tanto o más que otras metrópolis… ¡Hasta Málaga dispone de uno! -, pareció mostrarse muy interesado por lo sorprendentemente factible de la concepción del proyecto que tengo en mente así como de la escasa/mínima necesidad de aporte económico para llevarlo a cabo si se aprovecha la coyuntura actual. 

Estén atentos pues, en la segunda parte del artículo daré cuerpo y formalizaré mi propuesta. Seguro que les resultará de sumo interés. He estado unos días de descanso y he aprovechado parte del tiempo libre para meditar como afrontar esta nueva iniciativa y redactar este post. Ahora vuelvo a incorporarme al trabajo, a la rutina diaria y a mis otros quehaceres… y despues las navidades… ¡Tengo la «Parte II» ya en redacción pero sean pacientes por favor! Intentaré compensarles la demora.

Un saludo Damas y Caballeros. Y como suelo decir a mis colegas del mundo aeronáutico: “Nos vemos ahí arriba”!!!

P.d.: Especial agradecimiento a José Luque, excelente amigo y fotógrafo, al que pedí que tomase la fotografía que ilustra este artículo, estuvo a punto de costarle un arresto mientras se movía alrededor del Dassault Mirage F1 que adorna el acceso al recinto de Tablada buscando la mejor perspectiva de la aeronave. Dice mucho de la calidad de su amistad y de la gran eficacia del destacamento de Policía Militar del Acuartelamiento Aéreo.

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