To FCAS, or not to FCAS, that is the question!!!

Buenos días/tardes\noches, mis queridos lectores. El tema que les traigo en esta ocasión no puede parodiar de mejor manera al significado de aquella frase que William Shakespeare acuñó allá por el siglo XV en la primera escena del acto tercero de Hamlet. Dicha frase es usada y considerada como síntesis de los procesos mentales de indecisión y duda.

El Futuro Sistema Aéreo de Combate o FCAS (siglas del inglés Future Combat Air System) es el sistema de sistemas de combate europeo que están desarrollando entre Airbus, Thales Group, Indra Sistemas y Dassault Aviación. El FCAS constará de un Sistema de Armas de Próxima Generación (en inglés, Next-Generation Weapon System, NGWS) así como otros elementos aéreos concebidos de cara al previsible futuro espacio de batalla operacional.

Los componentes del NGWS serán vehículos operados remotamente (enjambres de drones) así como un nuevo caza de sexta Generación (en inglés, New Generation Fighter, NGF).

Antes de entrar al trapo, quisiera hacerles notar algunas ideas de “pensamiento lateral” que vienen al caso respecto al proyecto de avión de combate que les presento hoy.

  • En primer lugar, la cierta “proximidad sonora” del término FCAS y la palabra castellana “Fracasar”. Créanme o no, pero la Unión Europea se juega demasiado con este proyecto. Si son pacientes en unos párrafos lo argumentaré adecuadamente.
  • En segundo lugar, Shakespeare, alias “El bardo”, fue un escritor británico, y precisamente una coalición de empresas lideradas por el Reino Unido compiten trabajando en una aeronave de características similares.
  • En tercer lugar, son conocidas las múltiples ocasiones en que el gobierno anglosajón ha torpedeado las iniciativas industriales europeas en beneficio propio.
  • Por último, y tal como sugería al final del primer párrafo de este “post”, es señalada la indecisión y lentitud en la toma de decisiones de calado que recurrentemente afecta a nuestra Comunidad Europea.

Todos estos factores y otros más que expondré a continuación han hecho que estuviese a punto de titular este artículo… “El culebrón FCAS”. Pero, a pesar de lo cercano metafóricamente hablando de esta propuesta de título a la realidad de lo acontecido hasta ahora con el futuro Sistema Aéreo de Combate, mi aversión a cierto tipo de prensa sensacionalista, al estilo comunicativo de esos medios y a los novelones/series rosa, me hizo pensar que ese enunciado ahuyentaría a algún que otro lector, pues degradaría la imagen de calidad y seriedad con que suelo abordar los contenidos de temática militar que os propongo.

Tras esta obligada introducción, paso ahora a plantearles mi punto de vista de este proyecto tecnológico.

El porqué del FCAS.

Parece que no, pero el tiempo pasa y las predicciones se cumplen… ¡la ciencia ficción ha llegado! Aquellas tecnologías que vaticinaban películas como la reciente “Top Gun: Maverick”, “Stealth: La amenaza invisible” entre otras, o incluso la más antigua “FireFox, el arma definitiva” de Clint Easwood, están a día de hoy materializándose.

Firefox” presentaba un avión capacitado para alcanzar velocidades increíbles; ofrecía una maniobrabilidad jamás soñada por los ingenieros de aviónica occidentales, y poseía un sistema de armas tan futurista que bastaba el pensamiento del piloto para accionarlo. “Stealth”, presentaba los avanzados aviones invisibles A-37 Talon y a “EDI UCAV” un dron de combate tipo Loyal Wingman dirigido por una IA (inteligencia Artificial). “Top Gun” nos muestra el DarkStar hipersónico con motores mixtos de postcombustión turbojet/low-bypass y scramjet… Si, todo ello parece ciencia ficción, pero… ¡no lo es! Todas esas tecnologías están ya aquí, son reales y o bien están ya probándose en túneles de viento/prototipos, o bien algunas de ellas están a poco tiempo de salir a luz pública en forma de aeronaves reales.

¿Por qué?, preguntaba en el título de este apartado. ¿Frente a ello qué tiene Europa? ¿El EF-2000 Eurofighter Thyphoon?… ¡No me hagan reír, por dios! ¡Un avión diseñado en los 80! Por cierto, apenas furtivo según los estándares actuales. No digo que no sea uno de los mejores cazas de su generación (4++), y si… ha vencido en «alguna ocasión» al afamado Lockheed Martin F-22 Raptor – siempre en condiciones ventajosas para el EF-2000 -, tiene cierto porcentaje de materiales compuestos que reducen su reflejo de ondas de radar y se está intentado mantener actualizado gracias a las diversas etapas/tranches con las que se está desarrollando su célula y aviónica, pero tecnológicamente se trata de una plataforma obsoleta en los disputados futuros escenarios de combate previsibles.

Si no se quiere perder el carro de la innovación, la industria aeronáutica europea necesita un reemplazo YA. Ténganlo claro:

No se trata tan solo de un tema puramente de defensa, sino también industrial.

Y no soy el único que piensa así!!!

La industria aeronáutica europea.

Podría hablar de inmnesa la herencia aeronáutica de la vieja europa, pero centrémonos en el ahora.

Si bien la industria alemana soporta prácticamente en solitario el liderazgo en desarrollo e innovación a nivel de armamento de tierra y carros de combate (fundamentalmente Rheninmetal), en cambio la industria aeronáutica europea está liderada por el consorcio Airbus formado por Francia, Alemania, España y el Reino Unido. Fruto de él tenemos aviones militares como el A400M Atlas o en EF-2000 Eurofighter, ambos, proyectos muy ambiciosos que han estado sometidos a no pocas polémicas políticas a lo largo de sus respectivos procesos de desarrollo. El futuro FCAS tampoco iba a estar exento de dichas polémicas.

Tensión Dassault/Airbus.

El chauvinismo francés, siempre ha sido fuente de tensión político-militar, como muestra tienen la turbulenta época en la que Napoleón Bonaparte pretendía regir el destino del mundo. Su creencia en la superioridad y excelencia tanto de sus ciudadanos como de sus creaciones ha dado algún que otro disgusto al pueblo francés ya en el pasado. Durante la Segunda Guerra Mundial sus defensas de la Línea Maginot cedieron como la mantequilla ante el empuje de la apisonadora alemana, y los aviones de diseño francés fueron barridos de los cielos tan pronto dieron comienzo las hostilidades.

Esas y otras duras lecciones no les han bajado del burro respecto a la idea de su dominio en todo lo relativo a cualquier concepto militar. Para ser justos, tampoco les falta algo de razón. Sus aviones en delta Marcel Dassault Mirage de la época de la guerra fría fueron excelentes máquinas de guerra, alcanzando éxitos notables en combate y de exportación, lo que puede llegar a explicar que se crean/tengan por los mejores en diseño aeronáutico de la vieja Europa.

Los franceses están abiertos a colaborar a nivel europeo, pero… siempre que ellos manden… sino… no tienen ningún problema en bajarse del tren y seguir su propio camino, lo que les permite garantizar su independencia tecnológica. Ese comportamiento estuvo a punto de hacer fracasar el proyecto conjunto anglo-francés del Concorde, e hizo fracasar su colaboración en el proyecto del Eurofighter – en cuyas fases iniciales de diseño participaron – del que se retiraron en 1985 dando lugar a que a partir de su proyecto ACX – Avion de Combat eXpérimental – desarrollasen el excelente Dasault Aviation Rafale, muy similar en características al diseño europeo.

En la situación actual, la puntera empresa española INDRA, dentro de su línea de I+D de defensa, está o si decidida a continuar desarrollando la tecnología electrónica que gestionará los nuevos campos de batalla aeronáutica. Los franceses, con o sin la ayuda de la Unión Europea y en aras de esa independencia tecnológica que mencionaba antes, están completamente decididos a diseñar nuevas máquinas de combate a la altura de los tiempos. Europa, tensionada y sometida a constantes diatribas económico-políticas no tiene la suficiente coherencia y serenidad necesarias para acometer en conjunto un proyecto tan complejo como el desarrollo de una nueva generación de aeronaves de sexta generación capaces de hacer frente a los retos que la geopolítica está planteando. Todo ello ha generado una lucha de poder entre Dassault y Airbus acerca del diseño y posterior control industrial del proyecto que a la postre se ha convertido en un Tira y afloja – a mi modo de ver todo un curioso y divertido culebrón al más puro estilo de los novelones televisivos – que perjudica y retrasa innecesariamente el futuro del futuro avión de combate europeo.

Ese retraso es un tema que me preocupa especialmente. En la actualidad, los tiempos de desarrollo de sistemas de esa complejidad son enormes. Se tardan años – por no decir décadas – desde que se proponen las especificaciones iniciales, se construyen, prueban y afinan los prototipos, y finalmente entran en servicio el/los productos resultantes. Tengan claro que, en estos momentos, mis queridos lectores, el tiempo es fundamental. Se intuye un posible conflicto global en el horizonte, como se viene diciendo ya desde la época del Imperio Romano:

Si quieres la paz prepárate para la guerra.

Y Europa sabe que o bien desarrolla un sistema de combate aéreo pronto o bien tendrá que comprar tecnología al “amigo americano”, con lo cual tanto la importante inversión económica, como el I+D, como el coste de oportunidad escaparán definitivamente a otros lares. Así que o “Europa” da su brazo a torcer y permite que los franceses conserven cierto liderazgo en este desarrollo concreto o bien se las apaña como pueda y “compra” lo que otros les permitan comprar. Esta última opción ha levantado no pocas polémicas y suspicacias políticas destapando nuestra compleja realidad empresarial. Léanse como ejemplos la muy discutida compra de aviones Lockheed Martin F-35 Lighning II por parte del ejército suizo, o la bajada de pantalones alemana con una adquisición similar dada la ausencia de alternativas europeas.

Afortunadamente a la luz de las últimas informaciones en los medios de comunicación parece ser que por fin la industria europea, ante el “baño de realidad”, ha decidido por fin aclarar el panorama y unificar esfuerzos, allanando el camino para hacer realidad este proyecto común que confío llegue a buen puerto. Esperemos que, según comenta la agencia EFE, los primeros vuelos de prueba del demostrador del futuro caza europeo tengan por fin lugar en 2028 como se estima.

Consideraciones finales.

Para no saturarlos voy a evitar extenderme mucho más en este artículo pero, si bien el tema merece otro análisis detallado más adelante, no quiero dejar de dar unas pinceladas de algunas cuestiones aledañas al tema principal.

  • Las cuestiones políticas acaban teniendo consecuencias en las decisiones industriales y en nuestro caso también militares. Parece que el Brexit le va a salir caro a la británica Rolls-Royce, fabricante del motor Eurojet EJ200, que propulsa el Eurofighter EF-2000, ya que no van a poder “pillar tajada” ni “meter la zarpa” en el proyecto europeo. El futuro propulsor del FCAS será desarrollado en cooperación por una UTE compuesta por la francesa Safran Aircraft Engines y la alemana MTU Aero Engines, con la española ITP Aero como socio adicional. Confío en que evalúen la posibilidad de utilizar la nueva tecnología de motores por Ondas de Detonación, lo que podría constituir una auténtica revolución en el mundo de la propulsión aeronáutica.
  • El nuevo proyecto británico de avión de sexta generación es, por decirlo de forma elegante, competencia directa – todos sabemos cómo se las gastan nuestros “vecinos” anglosajones – del desarrollo europeo. La industria británica, que durante muchos años fue máximo exponente del desarrollo aeronáutico internacional hasta que cometió el error de vender los primeros motores de reacción a los rusos, ha perdido todo el brillo y glamour de antaño. Quiere recuperar cierta dignidad en ese aspecto y está apostando por un proyecto diseñado a su medida en el que su avanzada planta motriz está siendo uno de los pilares fundamentales de su desarrollo. Está consiguiendo llamar la atención y atraer a países como Japón e Italia. Veremos cómo les sale el tema… desde luego les va a salir cara la aventura… ¡muy cara!
  • Antes hablaba del “Amigo Americano”. Egoistamente – reservaron para si al F-22 Raptor –  se está frotando las manos vendiendo un producto muy avanzado, pero plagado de problemas y limitaciones, ya que actualmente no tienen competencia en el mercado internacional. Me refiero al Lockheed Martin F-35 Lightning II , un producto que no satisface a nadie por su costo, complejidad y peajes logísticos asociados. Es una aeronave de utilidad en el mercado europeo donde su limitado alcance operativo no es especial problema, pero en el mercado asiático, donde por las distancias se hace necesario el repostaje en vuelo, si es factor determinante por no decir casi excluyente. Los Air Tankers son objetivos fáciles y muy vulnerables, como los australianos están empezando a darse cuenta ahora.
  • Los aviones furtivos como están creciendo como setas. No me refiero al proyecto americano NGAD ni espectacular Chengdu J-20 Mighty Dragon, desarrollado este último entre otras razones gracias al eficaz servicio de espionaje tecnológico chino… Me explico: Ahora cualquier país con medios y voluntad puede fabricar un avión de avanzadas caraterísticas y con tecnologías furtivas de aceptable nivel. Hoy en día gracias a la informática, a los sistemas CAD, al cálculo digital de estructuras y a la impresión 3D, cualquiera puede diseñar una aeronave lo suficientemente avanzada como para competir con ciertas garantías de éxito en el mercado de la aviación militar. No es “barato”, ¡no!… solo cuestión de “echarle güevos”. La prueba… los nuevos prototipos coreano KF-21 Boramae y turco TAI TFXIncluso Japón estaba desarrollando su propio prototipo, pero finalmente ha decidido unirse al proyecto británico. Estoy seguro de que cuando se materialicen saldrán al mercado de exportación en condiciones económicas ventajosas respecto a las propuestas occidentales de los fabricantes “tradicionales”, lo que a buen seguro restará a estos potenciales clientes, haciendo a estos aún más difícil de amortizar sus inversiones en I+D.

Epilogo.

La realidad se impone. La tecnología evoluciona, la industria crece, pasó ya la expectación del momento “B-21 Raider”. Se presentó en público, ya sabemos qué es y cuál es su apariencia exterior – sus sistemas electrónicos internos son harina de otro costal -. Se trata sin duda de un producto excepcional calidad y tema que pretendo cubrir más adelante cuando disponga de criterio e información fidedigna – más allá del chamulleo con el que los “enterados” están inundando las redes en estos momentos. Saben que trato estos temas con todo el rigor posible y prefiero informarme bien antes de opinar –, pero lo que sí puedo decirles ahora es que ni por asomo veo a la Unión Europea ni al consorcio Airbus capacitados para desarrollar una aeronave de características similares, no tanto por las cuestiones técnicas en sí – que las tiene – sino por las tiranteces políticas a las que ya me he referido antes. Así que:

¡Centrémonos ahora!… ¡Céntrese Europa ahora!

Ciertamente mi consejo es que la Unión Europea necesita apostar con nitidez por el FCAS y debe esforzarse y tratar de mantener algo de relevancia a nivel industrial – como he insinuado antes, ya cualquiera puede fabricar un avión -, más ahora que estamos comprobando que nuestra posición geoestratégica está en entredicho y podemos acabar convirtiéndonos en un actor irrelevante a nivel internacional.

¿Lo conseguiremos? No lo sé, no soy adivino, pero como he sugerido en algunos de mis artículos, en la actualidad el papel de los ejércitos – y por supuesto incluye lo que se refiere a la vertiente aeronáutica – más que ofensivo es garantizar el status socioeconómico de los países… y… con una industria militar débil… ¡Piensen!

Un saludo, Damas y Caballeros!!!

P.d.: Un apunte más, algunos de los bocetos/mockup preliminares del FCAS que se han mostrado a los medios – como el que ilustra la cabecera de este artículo -, dan la impresión de que se trata de un aparato «bastante convencional»… veremos en qué queda al final. Documentar este artículo ha requerido consultar, contrastar y resumir diversas fuentes de valor escogidas/discriminadas por su interés y/o calidad, así que les recomiendo visiten los enlaces que acompañan al texto. ¿Y quién sabe?… se agolpan actualizaciones/informaciónes a medida que pasan los días… ¡Quizá tengan la suerte de leer otro de mis excelentes artículos para «redondear» el tema!

😯

Portaaviones si, portaaviones no???

Operación "Sea Orbit"

Antes de “pasar a la acción” permítanme advertirles de una cosa… Ya me lo habían comentado antes, pero no está de más ponerlo de manifiesto. 

Aunque intento redactar mis artículos para el público en general, la sección militar de mi web – esta que se encuentran leyendo precisamente ahora mis cada vez más numerosos lectores – está especialmente dirigida a público con conocimientos en la materia y doy por supuesto que conocen de antemano algunos de los conceptos que manejo. Quizá me esté «colando», pero, por favor, pídanme cualquier tipo de aclaración/corrección de estilo que crean oportuna en los comentarios – pulsando en el título del post y bajando hasta llegar a ello -. 

Gracias por escucharme y entremos al trapo. 

Estamos viviendo momentos complicados. El afán expansionista de República Popular China está amenazando el equilibrio geoestratégico de Asia oriental y el Sudeste asiático.

La estrategia del Collar de Perlas chino y su creciente influencia geopolítica en la zona gracias a sus esfuerzos por aumentar, expandir y modernizar sus fuerzas militares, sin duda causan preocupación. Diplomáticamente hablando, la floreciente estrategia naval de China es de naturaleza completamente pacífica, solo para la protección de sus intereses comerciales regionales y sin intención de buscar la hegemonía de sus relaciones económicas exteriores. Pero, de hecho, están creando un dilema de seguridad entre China, Taiwán, India, Vietnam, Corea del Sur,  Japón  y el resto de los países de la región.

Gracias a la mano de obra barata – y la sumisión a la clase dirigente de sus trabajadores y elementos productivos -, occidente lleva dédadas deslocalizando insensatamente la manufactura de bienes hacia países de la zona asiática en pro de mayores beneficios económicos y empresariales. Un control excesivo de los mares y sus rutas comerciales por parte de China socavaría a largo plazo el dominio económico que occidente mantiene sobre el estado global del bienestar. Observen, mis cada vez más numerosos lectores, siempre se trata de “retener” el poder – o de tomarlo -… ¡la erótica del poder! ¡Piensen!

Proteger intereses en el ámbito marino requiere de una flota numerosa, preparada, protegida y capaz de proyectar el poder necesario para disuadir cualquier intento de modificarlos.

Y, ¿qué mejor instrumento para ello que los portaaviones?

Un portaaviones es una plataforma bélica de indudable valor, pero a su vez un objeto enorme, poco o nada furtivo y, a la luz de los avances tecnológicos actuales en sistemas de ataque, un objetivo ciertamente vulnerable – aunque sea mediante ataques de saturación -, lo que me hace plantearme su futuro y por tanto trae a colación el artículo que les presento ahora.

Algo de historia.

Durante la segunda guerra mundial uno de los factores más relevantes que permitieron el éxito del ejército americano en el frente del pacífico fue la intervención y el acertado uso de un arma que hasta ese conflicto no había demostrado claramente su valía: El portaaviones. De hecho, la doctrina militar dominante de la época aún concedía un papel preponderante al crucero y al acorazado, siendo estos considerados buques insignia de sus respectivas flotas.

No fue sino hasta la batalla de Midway cuando se demostró que en el campo/ámbito\dominio marítimo el resultado de un enfrentamiento podía decidirse en función del éxito de los ataques realizados por sus alas embarcadas. Carecía de sentido iniciar cualquier ofensiva sin el dominio del aire y la cobertura que proporcionaban sus cazas y bombarderos/torpederos embarcados.

Los portaaviones, como cualquier buque de superficie, siempre fueron vulnerables durante el conflicto, pero la práctica ausencia y el primitivo uso del radar dificultaba su localización. Las amenazas submarinas eran razonablemente contenidas gracias a las cargas de profundidad de los barcos de apoyo cazasubmarinos. Los ataques aéreos se repelían más o menos satisfactoriamente gracias al uso de los cazas embarcados. Por otra parte, dada la “escasa” autonomía relativa y lentitud de los medios de ataque de la época, estos debían lanzarse/realizarse desde orígenes relativamente “cercanos” y/o de manera poco sigilosa, lo que permitía, con los medios de detección disponibles, cierta anticipación frente a las ofensivas enemigas.

En cambio, ahora la situación ha cambiado radicalmente. Los radares de apertura sintética, los centros de control y mando aéreos (AWACS), el uso de drones, los nuevos vectores de ataque hipersónicos y sobre todo los sistemas de detección satelital han hecho que localizar una flota del tamaño de un portaaviones y su grupo de batalla sea relativamente fácil y, por ende, también planificar su posible ataque.

La amenaza submarina.

“Si crees que eres demasiado pequeño para marcar la diferencia, ¡intenta dormir con un mosquito!” – Cita del Dalai Lama.

Frente al coste, tamaño, complejidad, tecnología y potencial de los sistemas de defensa de un portaaviones y su grupo de batalla basta un “económico” submarino con un comandante decidido y una tripulación bien preparada para poner en serios aprietos a cualquier portaaviones moderno. Veámoslo.

Algunos ejemplos actuales.

En 2005, el USS Ronald Reagan, un portaaviones de 6.200 millones de dólares recién construido, se “hundió” tras ser alcanzado por múltiples torpedos. Esto no ocurrió en un combate real, sino que fue simulado como parte de un juego de guerra que enfrentaba a un grupo de tareas de portaaviones – que incluía numerosos buques escoltas antisubmarinos – contra el HSMS Gotland, un pequeño submarino sueco propulsado por diésel que desplaza 1.600 toneladas. Sin embargo, a pesar de haber realizado múltiples ataques al Reagan, el Gotland nunca fue detectado.

En marzo de 2007 el submarino nuclear de ataque francés Saphir, participando en un importante ejercicio con la Marina de los EE.UU. frente a Florida, acabó de forma inesperada con el grupo de batalla del portaaviones Theodore Roosvelt. El submarino nuclear francés, que actuaba en campo del enemigo, logró hundir el portaviones estadounidense y la mayor parte de su escolta.

Podría dar algunos ejemplos más, pero pueden intuir que la relación coste/beneficio\riesgo es un factor muy a tener en cuenta. Incluso un sistema relativamente anticuado puede constituir un riesgo potencial.

No olvidemos el caso del submarino ARA San Luis, que durante la guerra de las Malvinas – si no hubiese sido por un problema en sus torpedos filoguiados – estuvo a punto de infligir un enorme daño al puercoespín ofensivo de la marina británica. El valor de estos marinos argentinos, que en con un buque en malas condiciones y con el lastre de un armamento principal defectuoso, no solo atacaron a lo mejor de la Royal Navy sino además escaparon de los mejores especialistas de guerra antisubmarina de la OTAN (apenas terminada la guerra la OTAN cambió sus sistemas de defensa antiaérea y antisubmarina en sus flotas de guerra).

Un factor en contra del uso de portaaviones.

Torpedos supersónicos.

No, no se imaginen torpedos viajando a la velocidad del sonido – en agua salada es de 1500 m/s y en agua dulce 1435 m/s – bajo la superficie de mar ni torpedos levantando el vuelo y atacando a los portaviones – en ese caso serían simplemente misiles lanzados desde submarinos -. Me refiero a los nuevos misiles desarrollados aprovechando el fenómeno de la supercavitación. Este fenómeno consiste en que, cuando el torpedo se mueve con la suficiente rapidez, el fluido que se desplaza a su alrededor adquiere una velocidad muy grande, haciendo que su presión disminuya drásticamente hasta el punto de evaporación del líquido. Este se convierte por tanto en gas y por ello acaba desplazándose por un medio gaseoso disminuyendo así su fricción y alcanzando así velocidades mucho más altas. Para explicarlo de forma menos técnica, se vaporiza el líquido que atraviesa de forma que el torpedo “vuela” bajo el mar a lomos de una “nube” de vapor.

Es una tecnología compleja pero que ya ha producido armamento real, vease el caso del torpedo soviético “VA-111 Shkval” – y otros en desarrollo por diferentes paises -. Un arma que debería preocupar muy mucho a cualquier portaaviones y que compensa la deficiencia a nivel de ruido subacuatico de la flota submarina soviética.

Si me permiten una apuesta de futuro/ciencia-ficción, creo que debería investigarse – si no se está haciendo ya – en torpedos de cavitación por cortina de plasma… sería literalmente como desplazarse cortando el agua con una cuchilla de plasma. Imagino que se podrían alcanzar velocidades inconcebibles para este tipo de arma… Eso sí, requeriría una fuente de plasma de gran potencia, quizá nuclear, lo cual no sería especial inconveniente dado que el combustible nuclear utilizado para generar el campo plasma podría ser usado así mismo como fuerza de propulsión y como parte del detonador. ¿Las consecuencias?… Imaginen… el portaaviones y gran parte de su flota de acompañamiento volatilizados de un solo golpe!!!

Añadimos pues un nuevo factor en contra del uso de portaaviones.

Amenaza Nuclear.

No, no me refiero en ese apartado a la posibilidad de usar el arma atómica para destruir un portaaviones y su grupo de batalla – por ejemplo usando los nuevos torpedos nucleares de largo alcance – como supondrán. Me explico.

Ya en los primeros ensayos nucleares en el pacífico posteriores a la segunda guerra mundial, en los que se usaron como blanco grupos de barcos capturados al enemigo y navíos dados de baja o cerca del final de su vida operativa – algunos de ellos completamente equipados y en perfectas condiciones de revista -, se demostró que, exceptuando los más próximos al punto de detonación del artefacto nuclear, la gran mayoría de buques saldrían relativamente “indemnes” de este tipo de ataque – radiación aparte – manteniendo cierta capacidad de respuesta después del “susto” inicial.

Me refiero a la posibilidad de que, tras el alcance y hundimiento de un portaaviones nuclear, este se convierta en una trampa mortal que acabe contaminando la zona de manera inexorable y a perpetuidad.

Se supone que por diseño los reactores nucleares que alimentan al buque están diseñados para un apagado de seguridad en caso necesario. Disponen de mecanismos que impedirían que la radiación escapase, de manera que las barras de contención y el blindaje del núcleo del reactor detendrían cualquier posible fuga de material radiactivo. Pero – me temo – esos mecanismos nunca se han probado en la práctica – nadie ha hundido un portaaviones nuclear, de súbito, sin consideraciones y en un ataque repentino destinado a causar el mayor daño posible al buque -. Por otra parte, entiendo que, incluso en los nuevos portaaviones de la clase Ford, sin un apagado “ordenado” del reactor, se correría el riesgo de que se produjese una reacción en cadena del combustible nuclear que acabase provocando una explosión de aún mayores consecuencias.

En el mejor de los casos… a largo plazo… la corrosión por la sal marina… ¡No quiero ni imaginarlo!

Al menos Chernóbil estaba en la superficie, fue “fácil” – a costa de cientos de vidas humanas – taponar la fuga. Además, la fuente de contaminación estaba “relativamente” localizada y no a merced de las corrientes marinas.

Es algo que me preocupa mucho… mares y océanos contaminados… No dejo de darle vueltas y ruego a dios que nunca tengamos que llegar a verlo. ¿Qué opinan ustedes?

Otro factor en contra del portaaviones, en este caso Nuclear.

Ataque por saturación.

Imaginemos una situación utópica en la que los sistemas de defensa del portaaviones resultaran tan efectivos que fuesen capaces de anular cualquier ataque ya fuese con misiles o bien mediante torpedos. Perfecto… desde la sala de operaciones del navío los oficiales de armamento gracias a las ayudas electrónicas normalmente serían y son capaces de visualizar y neutralizar toda posible amenaza.

Es una situación tratada y ensayada hasta la saciedad en los ejercicios RIMPAC. Los Ejercicios RIMPAC, son los más grandes ejercicios de guerra marítima del mundo. Se celebran cada dos años organizados y administrados por la Marina de los Estados Unidos de la Flota del Pacífico. El objetivo del RIMPAC es mejorar la interoperabilidad entre fuerzas armadas de países del Océano Pacífico para su capacitación de cara a garantizar la seguridad de las rutas marítimas y la seguridad en los océanos del mundo.

China y otros países saben de estos ejercicios y de la habilidad de la marina americana de lidiar con ese tipo de situaciones. Pero lo que también saben que en situaciones de combate se puede llegar a un punto de estrés y caos tal que los medios de defensa sean materialmente incapaces de hacer frente a un enjambre de torpedos, drones, misiles y señuelos – se están desarrollando incluso sistemas hibrídos – que coordinados se dirigiesen a un objetivo tan codiciado y goloso como es un portaaviones.

Quizá pueda criticarse a china por la “escasa calidad” de sus sistemas de armamento – afirmación cada vez más que discutible – pero por lo que no puede criticarse en absoluto es su número… y estoy seguro de que llegado el caso no van a lanzarle a los portaaviones un único misil. Y estoy seguro de que – como en la segunda guerra mundial con los bombarderos aliados – alguno pasará y alcanzará su objetivo!!!!

¡Se acumulan los argumentos a “favor” de la vulnerabilidad de los portaaviones!

Conclusiones.

Para no extenderme demasiado ni saturarlos verán que esencialmente me he centrado en la flota norteamericana, tan solo «arañando la superficie» y dejando en el tintero aspectos como los:

  • Drones de defensa y ataque submarinos
  • Sistemas de defensa óptica láser.
  • El coste de desarrollo de las nuevas familias de portaaviones.
  • La carrera de otras naciones: Portaaviones chinos, rusos, franceses, británicos.
  • El portaaviones como elemento de disuasión.
  • Etc.

Creo que hago evidente que encuentro demasiados factores en contra del futuro de los portaaviones.

Reconozco que los portaaviones son unas armas muy poderoras, casi increíbles; muy interesantes de estudiar y conservan aún la belleza de su épica historia militar. Lucen bien, increíblemente bien en cualquier flota que se precie… peeero…. no nos engañemos son cada vez más vulnerables. Su relación coste/beneficio es como poco cuestionable. Son caros – carísimos – de producir, mantener y tremendamente complejos de operar, pero también “fácilmente” puestos fuera de combate. Confío más en la furtividad y los despliegues rápidos de contingentes de tierra como elementos fundamentales en para la proyección de poder. Considero que los bombarderos invisibles son las armas del futuro y veremos – supongo – como finalmente el futuro B-21 Raider se convierte en su representación más ejemplar y espina dorsal de la disuasión militar occidental tal y como algunos analistas pronosticamos.

Un saludo, damas y Caballeros!!!

P.d.: Me he tomado la molestia de consultar, contrastar y resumir diversas fuentes de valor, Wikipedia en parte, pero otras escogidas/discriminadas por su interés/calidad, así que les recomiendo visiten los enlaces que acompañan al texto. ¿Y quién sabe?… demasiados puntos pendientes… ¡Quizá tengan la suerte de leer otro de mis excelentes artículos para terminar de perfilar el tema! 

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