El Arma

El arma es la herramienta/tecnología que permite proyectar la fuerza que necesaria para defender al individuo o grupo de las amenazas que lo perjudican.

Leer mas

El hombre

Detrás de cada conflicto hay personas, y otras, que se encargan de mediar en la resolución de los mismos usando la formación y fuerza necesarias.

Leer mas

El momento

A veces la coyuntura hace necesaria una intervención armada para su resolucion. Esas circunstancias y su desenlace siempre requieren análisis.

Leer mas

El Gran Duque de Osuna, el olvidado!!!

DALL·E 2022-11-22 19.18.35 - The spanish Grand Duke of Osuna riding a horse and leading a battle in netherlands in 1603. A big army with cannons and explosions in the horizon. Goya style.

La fortuna, la suerte, la ventura, el destino – o como quiera que queráis llamarlo, mis ilustrados lectores – a veces nos sonríe, a veces nos traiciona. Tal es el caso tanto del personaje que da título a este nuevo post como mío propio en esta ocasión.

Algunos de ustedes ya intuirán a qué se refiere esa alegre/triste dualidad del azar respecto al personaje que da título a esta nueva entrada, pero seguro que también se preguntarán en qué le afecta a este que os escribe.

En el duro proceso de crear, idear y nutrir de contenido de altura este blog militar, he solicitado a personas cercanas algo de su tiempo a modo de colaboración escrita en la forma de artículos de su puño y letra relacionados con el mundo militar.

La parte triste:… He recibido muchas negativas y falsas promesas de “cuenta con ello”… no paaasa nada, soy hombre paciente, peeero… – Ya saben que me gusta apostillar, así que aquí tienen la “primera de la tarde”- como dicen los filósofos:

Cuídate de la personas cuyas acciones no coinciden con sus palabras.

La parte dulce:… Conozco a Juan Manuel Fontenla desde hace años. Él me llama “compadre”. Hombre polifacético, dibujante e ilustrador gráfico de primer nivel – he tenido en mis manos su trabajo, tengo algunos de sus libros dedicados y los másteres de sus láminas más que dibujos son auténticas obras de arte. Créanme -, es, si no el mejor, uno de los mejores conocedores de la historia de la Sevilla secreta, la Sevilla de los duendes, la Sevilla del Siglo de Oro y, por lo que me he dado cuenta gracias a lo que van a leer ustedes a continuación, gran conocedor de los méritos de esos extraordinarios personajes a los que nuestra historia ha maltratado a veces tan injustamente.
Contar por fin con su colaboración ha sido todo un premio para mí y para ustedes que van a leerlo.

Pasen y lean su colaboración, pues:

El Gran Duque de Osuna, el olvidado. Don Pedro Téllez-Girón y Velasco.

Nadie como él encarna el espíritu romántico y aventurero del Siglo de Oro del imperio Español, la gloria en vida y el drama de su muerte, las luces y las sombras de un personaje digno de una novela caballeresca, admirado por el pueblo y odiado por los nobles que envidiaban sus capacidades. La envidia…ese pecado capital que ha elevado hasta los más altos peldaños del poder a parásitos mediocres sin escrúpulos, y ha sepultado en el olvido a hombres de honor, a héroes que cometieron la imprudencia de brillar con luz propia en un mundo de sombras.

Don Pedro Téllez-Girón y Velasco Guzmán y Tovar nació en el pueblo sevillano de Osuna el 17 de diciembre de 1574, en el corazón de un Imperio en el que no se ponía el Sol. Entre un listado interminable de títulos, ostentaba el de Duque de Osuna, por lo que desde su mismo nacimiento, estaba llamado a administrar una de las mayores fortunas de España, inmensos territorios y muchos miles de almas bajo su mando. Tuvo, como tantos otros grandes nombres de su época, una juventud de estricta educación y vasta cultura. Pero también gozó en sus años mozos de moral disipada, enfrascado en mil y un amoríos, duelos y entuertos, de los que siempre salió airoso merced a su dominio de la esgrima, a su astucia y a su inquebrantable sentido del honor y la justicia. A la muerte de su padre, cogió el testigo del gobierno de una de las Casas más poderosas del Imperio y no hizo más que engrandecer su prestigio, y convertir a Osuna en una de las villas más prósperas del país.

No obstante, como he dicho antes, la campiña sevillana se le quedaba harto pequeña a un espíritu tan grande. Don Pedro, Grande de España, llevaba en la sangre la aventura, el riesgo, el sueño de dejar constancia de su nombre en los libros de historia, hambre de gloria en los campos de batalla. Fue desterrado de la Corte y hecho preso en el Castillo de Arévalo en el 1600, por uno de sus muchos altercados con faldas y espadas de por medio, de donde se fugó a los pocos días, con rumbo a los Países Bajos. Dejó atrás el plácido disfrute de sus inmensas rentas y se enroló como soldado de los Tercios de Flandes, en una de las guerras más despiadadas de la historia de Europa, al servicio del Maestre de Campo Simón Antúnez. Muy pronto vio su valía y le asignaron el mando de dos compañías de caballería, dejando en su diario constancia.

Sirvió sin diferencia de los demás soldados, gastó mucho dinero de su hacienda y fue tenido por padre, amparo y ejemplo de soldados y excelente capitán.

En 1602, se incorporó a una flota de 8 galeras y en el sitio de Ostende, defendió con arrojo al Almirante Federico Spínola de una horda holandesa que finalmente consiguió darle muerte. A pesar del dolor por la pérdida de su hermano, el General Ambrosio de Spínola hizo mención a su valor, que le valió una felicitación personal del archiduque Alberto de Flandes. Desde entonces, su primera batalla naval se quedó grabada en la memoria de Don Pedro y le inoculó su pasión por el mar. En 1603, tras ser herido varias veces y gozar del inquebrantable respeto de la tropa, recibió en varias ocasiones el encargo del mismo Archiduque de apaciguar los muchos motines que estallaron entre los Tercios por la tardanza de la paga. En dos de ellos, que se sepa, zanjó los levantamientos adelantando a los soldados sus salarios de su propio bolsillo. Las constantes muestras de valor y su sentido del honor, le valieron un sinfín de condecoraciones y la amistad personal del Archiduque Alberto, que llegó a intercambiar la espada real de Flandes con la del voluntario de Osuna. En 1604 le concedieron un descanso que aprovechó para visitar Londres con su tío, Condestable de Castilla, para firmar la paz en nombre de Felipe III con Jacobo I de Inglaterra. Causó impresión en el Rey inglés, pues estaba preparado para recibir a un temido y honrado capitán español, pero no para su exquisita educación, su vastísima cultura y su fluidez con el latín, que le permitió compartir largas conversaciones y así ganarse la admiración del británico.

En 1606, en el asedio de Groenlo, una bala de mosquete le arrancó el pulgar de la mano derecha. Durante su dolorosa recuperación, aprendió a manejar con su mano izquierda la espada, la pluma, la pistola y el tenedor, con la misma maestría que lo hiciera antes con la diestra. Empeñado el Archiduque Alberto en terminar con la guerra en los Países Bajos, Osuna se opuso tajantemente a negociar con los rebeldes flamencos. Tanto es así que Felipe III lo reclamó en la Corte, por los insistentes ruegos de Alberto de quitárselo de encima. Tras una audiencia de más de horas con el Rey y sus consejeros, en la que explicó con prodigioso lujo de detalles la situación en Flandes, fue condecorado con la Orden del Toisón de Oro y nombrado gentilhombre del consejo de Portugal y Consejero personal para los asuntos de Flandes. Con la boda de su hijo y heredero Juan con Isabel de Sandoval (hija del Duque de Uceda y nieta del de Lerma) Don Pedro empezó una rápida escalada al poder supremo del Imperio más poderoso de la Tierra. En este período conoció a uno de sus más fieles amigos, que le sería leal hasta el día de su muerte, el célebre poeta Don Francisco Gómez de Quevedo.

En 1610, el Rey presidió el Consejo para designar un nuevo Virrey de Sicilia y el Gran Duque pronunció un discurso con tal pasión, que enardeció los ánimos de los presentes. De esa misma asamblea salió con el encargo de tomar las riendas de la desastrosa herencia en Italia, sumida en la ruina por las disputas civiles con sus Estados vecinos y el despiadado acoso de los piratas turcos. En marzo de 1611 puso pie Osuna en Sicilia, como mano derecha de Felipe III y desde ese mismo día, puso enmienda a tanta desidia, limpiando los caminos de ladrones y asesinos, encauzando la administración de impuestos justamente, restableciendo el peso real de las monedas y, de manera increíble, dando beneficios en su primer año de mandato. Acto seguido, se propuso restaurar el pasado esplendor de la Marina Española, amarrada en puerto por falta de remeros y con sólo 9 galeras mal mantenidas, para defender toda la isla. Aquí tiró de astucia para solucionar el problema, a costa de la horda de mendigos, ladrones y pícaros que infestaban las calles. Hizo primero un censo de toda esta chusma que se agolpaba en las puertas de las iglesias y después convocó un concurso público de saltos de altura, con un doblón como premio de la primera criba y un escudo de oro para los finalistas. Se presentaron todos los cojos, tullidos, mancos y ciegos de Sicilia, que recuperaron milagrosamente sus facultades. Todos ellos fueron pagados religiosamente del mismo bolsillo del Duque, con un aguinaldo inesperado de diez años de condena a galeras, por tramposos.

Los 9 navíos fueron dotados de la mejor artillería española, y en pocas semanas la disciplina volvió a brillar en ellas, al mando de Osuna, que pagó de su hacienda hasta los tercios y mosqueteros de su dotación. Fomentó una rebelión en los puertos griegos tomados por los turcos y se permitió el lujo de saquear la flota berberisca en Túnez. Comenzó a convertirse en la pesadilla de los piratas otomanos, confiscando galeras y reutilizándolas como buques corsarios sicilianos. Sus desvelos bien valieron la pena, porque desarboló los planes del Sultán, que estaba preparando una enorme armada para saquear la Flota de Indias antes de que llegara a Sevilla. El oro fluía hacia España como nunca desde Italia: un quinto del botín para el Rey, un quinto para la Hacienda Real, un quinto para sus soldados (los mejor pagados de Europa) y el resto para devolver a Sicilia su esplendor y agrandar el poder su flota. Sus proezas causaron aún más admiración en Felipe III, que no tuvo más remedio que premiar tanta valía.

Don Pedro Téllez-Girón fue elegido para enderezar también las posesiones españolas en el corazón de Italia, otorgándole el título de Virrey de Nápoles en 1616. Desde hacía décadas, la ciudad estaba consumida por la corrupción, la desidia y el desgobierno…y viendo Don Felipe el resurgimiento que el de Osuna protagonizó en Sicilia, no tuvo dudas en la elección del candidato. Cuentan las crónicas que al poco de llegar, atajó de raíz el bandolerismo y la oleada de robos y asesinatos con mano firme. Comenzó la construcción de nuevas galeras y galeones, para defender las costas de piratas turcos, que ya no osaban aparecer por Sicilia. En cuanto a las tripulaciones…era imposible dotar de remeros y marineros los nuevos navíos, así que su astucia acabó con el problema en un solo día, como ya hiciera en la isla que también gobernaba. Advertidos ya todos los supuestos tullidos, cojos, mancos y ciegos de su maniobra en Sicilia, Don Pedro hizo pasear por el centro de Nápoles una carroza con cuatro monjes falsos, que arrojaban sin cesar monedas de oro de cuatro cofres aportados de su propia hacienda. Inevitablemente, todos los maleantes antes mencionados recuperaron milagrosamente sus facultades y se lanzaron al suelo, luchando, mordiendo y disputando por ese tesoro. Inmediatamente, fueron todos detenidos, por miles, y condenados a diez años de galeras por mentir y simular sus males.

Fue el primero de los almirantes de la Armada Española en combinar e una misma flota de combate a galeras con galeones, dando más rapidez a la actuación de la infantería en los abordajes. Su poder se hizo hegemónico en el Mar Adriático y se ganó el seudónimo de Deli-Bajá (Virrey demonio) entre las tropas turcas, que se retiraban en estampida al ver sus estandartes en el horizonte. Enormes cargamentos de oro, plata, rubíes y esmeraldas llegaban a la Corona desde Sicilia y Nápoles, procedentes de los saqueos a los barcos turcos y venecianos. Esto último empezó a cimentar su caída en desgracia, pues atacó las naves venecianas en contra del criterio del Consejo de Estado, en el convencimiento de que era la República de Venecia la que estaba fomentando los levantamientos rebeldes contra España en toda Italia.

Una coalición de nobles napolitanos e italianos denunciaron a Don Pedro ante el Rey, con la falsa acusación de conjurar la independencia de Sicilia y Nápoles en 1619. En 1618, el gran valedor de Osuna, el Duque de Lerma, cayó en desgracia y fue sustituido por su hijo, el Duque de Uceda, que emprendió la cacería de todos los colaboradores de su padre. Don Pedro era el primero de su lista. Nada más llegar la denuncia a la Corte, se le dio curso sin tener en cuenta los inmensos servicios prestados a España por el Virrey de Sicilia y Nápoles. En 1620 se le convocó en Madrid y fue relevado de su cargo y, en un acto más de patriotismo, cedió su flota (costeada de su hacienda) a la Corona, para no dejar desprotegidas las costas que con tanto empeño defendió. Llegó a la Corte y tras ser oído por el Consejo Real, pidió el amparo del Rey.

El pecado capital español por excelencia, la envidia, actua con rapidez.

El pecado capital español por excelencia, la envidia, actuó con rapidez. Felipe III murió súbitamente y en el intervalo de la coronación de su hijo, Felipe IV, Osuna fue encarcelado en secreto, sin dejar rastro, y jamás se le permitió defenderse en un juicio. En una húmeda mazmorra del Castillo de Barajas, entre ratas y chinches, amargado por la tristeza y la enfermedad, murió el 24 de septiembre de 1624, el más fiel servidor que tuvo el Imperio Español. Sus restos fueron llevados con honores al Convento de San Francisco de Osuna, pues por mucho que sus enemigos se esforzaron en hacer olvidar su nombre, el pueblo llano lo amaba y lo veían como una víctima de las sucias maniobras políticas. Amén de las inmensas riquezas y prestigio que su gestión otorgó a España, el legado de Don Pedro Téllez-Girón dejó en Sicilia y Nápoles 20 galeones, 22 galeras y 30 bajeles, pasando a la historia como el más temible corsario del Mediterráneo. Don Francisco de Quevedo, hombre firme y fiel a Osuna hasta el final, dedicó hasta su muerte sonetos y poemas a su gran amigo, desenmascarando a sus enemigos y gritando a los cuatro vientos sus proezas. Un triste fin para un hombre tan grande como su legado.

Fin.

Como reflexión final al hilo de lo narrado y enlazando con mi artículo previo sobre Cementerios Militares, una última apostilla:

España, un país en continua forja, paga muy mal a sus héroes… ¿Aprenderemos algún día?

Recalcar que en el conjunto de la historia militar de esta poderosa nación que llegó a ser nuestra tan denostada tierra existen innumerables ejemplos de personajes de tan azarosa carrera y méritos como la narrada para el insigne personaje del que hemos hablado en esta ocasión. Azarosa por la cantidad de vicisitudes con las que frecuentemente tuvieron que lidiar, y méritos por la innegable valía de las hazañas y coraje que acabaron demostrando al frente de sus obligaciones para con el ejército, el país y el reino.

Es complicado resumir la vida de una figura tan destacada como la del Duque de Osuna, pero, como pueden comprobar en parte gracias a la impecable narración de los hechos que ha realizado mi “compadre”, el ejército y la carrera militar española se caracterizan por dos aspectos fundamentales: En los momentos clave, la medida indisciplina de los mandos frente a las órdenes recibidas, y la apuesta clara por la persecución de la gloria en defensa de una visión de los objetivos vitales/militares, a veces demasiado ligada a la persona más allá incluso de los intereses del país.

Un saludo, Damas y Caballeros.

P.d.: Una colaboración increible ¿verdad? Para maquetarlo, vínculos documentales aparte, tan solo he tenido que eliminar una redundancia: “erradicó de raíz el bandolerismo” por “atajó de raíz el bandolerismo”. Mientras, a la espera de alguna que otra colaboración – la paciencia y la perseverancia son algunas de mis virtudes – que tengo en la recámara les invito a atreverse a redactar una para ser publicada en este blog… ¡y ser señalados por ella! En cualquier caso, tengo ya en mi diana un próximo artículo sobre… – ¡sorpresaaa! – que confío les resulte de interes, es de rabiosa actualidad. Permanezcan atentos.

😮

Simuladores o la teoría de los castillos en el aire!!!

Simulador de vuelo - Museo del Aire de CuatroVientos

Seré directo, sin rodeos, contundente en mi opinión inicial: Nada puede suplir al entrenamiento real.

La formación puede ayudar a estar muy preparado respecto al funcionamiento de cualquier arma o a cómo enfrentarse a una determinada situación, pero, a mi juicio, así tan solo se obtiene una falsa sensación de confianza que puede ser fatal en combate. Hasta que no siente en sus carnes el peso de un arma – y la conciencia de sus consecuencias -, el estrés del combate y “la mugre” del campo de batalla uno no se da cuenta realmente de cuáles son sus capacidades efectivas de lucha y de si ese intento de capacitación mereció la pena.

Y por supuesto, no hay vuelta atrás. Frente a lo que sucede en una simulación, en un enfrentamiento real una derrota es una derrota. Se paga con la muerte o sucumbiendo a la furia y los deseos del contrario.

El artículo que les acerco ahora, mis ávidos lectores, trata de cómo los ejércitos modernos se preparan para la contienda y de las herramientas de formación que la tecnología pone su alcance para aprestarte a ella. Lo complemento con algunos artículos que recopilé hace años, pero que a pesar de su antiguedad considero de utilidad y relevancia. Pasaran además a engrosar el área de descargas de esta web.

Los PDF’s sugeridos son:

Pasen y lean pues:

Todos hemos jugado de pequeños imaginando ser aguerridos soldados con nuestros revólveres/ametralladoras de juguete y haciendo “pum, pum/rá tatá tatá” con la boca para simular el disparo de nuestra arma de pega tratando de defender una fortaleza… nuestro «castillo». Nos preparábamos para un futuro que en ese momento veíamos como un simple juego de niños, y del que solo conocíamos lo que habíamos visto en alguna que otra película. Me río pensando en las veces que me he tirado al suelo haciéndome el muerto tras recibir un “disparo” de mis vecinos, para después levantarme del suelo sacudiéndome el polvo… y, por supuesto, la impepinable reprimenda de mi madre al llegar “vivo” – entrecomillado adrede -, hecho un desastre a casa después del esfuerzo que había dedicado para vestirme como un pincel.

Hablando de “jugar a la guerra” me viene a la memoria esa icónica secuencia de “Terminator 2” en la que los protagonistas observan a dos niños jugando con pistolas de juguete:

John Connor: ¿No lo lograremos verdad? Me refiero a la gente…
Terminator: Está en vuestra naturaleza destruiros mutuamente.

¿Qué opinan ustedes? ¿Tenemos futuro?

En la vida real, en una pelea real, en un combate real… el ruido atronador de las armas difícilmente nos habría permitido levantarnos “vivos” y sacudirnos el polvo como si nada hubiese pasado.

En la práctica, los soldados juegan a ese mismo juego: Se preparan para el combate – con elementos “algo más sofisticados” que nuestras viejas pistolas de juguete – y luego comprueban en la realidad si ese entrenamiento mereció la pena, si consiguen sus objetivos – por ejemplo defender el «castillo» del espacio aéreo – o si al menos sobreviven para luchar un día más. Para rematar la analogía, no olvidemos por último a la “madre patria” – a los viejos políticos e incluso al pueblo al que defienden -, que después de la preceptiva “palmadita en la espalda” inicial los critican por el destrozo, el gasto de material militar y el desastre causado… al menos a los que consiguen regresar “vivos”.

El mundo de la simulación abarca toda la actividad de las Fuerzas Armadas y a grandes rasgos podría ser dividido en tres categorías:

    • Didácticos: Son adiestradores parciales que sirven para formar al alumno en el funcionamiento de un subsistema/instrumental determinado, como la navegación en un avión o la dirección de tiro de un carro de combate.
    • De instrucción y adiestramiento táctico. Suelen ser la réplica de un arma – como los lanzamisiles -, la representación de un instrumental o elementos mediante los cuales se realizan operaciones (defensa aérea, maniobras, guerra electrónica, etcétera) o la simulación de un sistema de armas – aviones, submarinos y carros de combate, entre otros -.
    • Los estratégicos. Dirigidos a la formación de alumnos del Estado Mayor, se les conoce también como Juegos de Guerra. Se utilizan para evaluar planes operativos en los que intervienen numerosos factores, desde la moral de un pueblo hasta la logística y el nivel de adiestramiento de las unidades de un ejército.

Es un mundo demasiado amplio para abarcarlo en un único artículo así que, aunque daré alguna pincelada general de otros sistemas, me centraré en el que por mis aficiones conozco mejor: Los simuladores de vuelo.

Simuladores de vuelo.

Ha pasado mucho tiempo desde que Ed Link crease en Link Trainer. También conocido como Blue Box, fue el primer simulador de vuelo construido. Lo fue allá por el año de 1929 en Binghampton – Nueva York. Inicialmente era usado en parques de atracciónes, pero todo cambió unos años después. En 1931 obtuvo una patente y, después de que la que se conocía por entonces como Corporación Aérea del Ejercito de los Estados Unidos (Army Air Corp, germen de la futura US Air Force) perdiera seis pilotos en una semana en 1934, la demanda de mejora en la formación de vuelo llevó a que la necesidad de su simulador empezará a aumentar. Era poco más que una atracción de feria “bien hecha” pero permitió “salvar la vida” a muchos de los pilotos que después participarían en la Segunda Guerra Mundial.

Todos tenemos más o menos idea de lo que es un simulador de vuelo. Básicamente una cabina que reproduce los mandos de una determinada aeronave y un puesto de control que gestiona el ejercicio a simular. Entrarían dentro de la categoría de Instrucción y Adiestramiento.

En la actualidad el vuelo simulado ha alcanzado un nivel de realismo sobresaliente. La aproximación gráfica a la visión del espacio aéreo desde la cabina de un avión y el funcionamiento mecánico de la instrumentación y controles han llegado a tal nivel de fidelidad que los hace indistinguibles de la realidad, peeero… – siempre hay un “pero” – los que hemos tenido la oportunidad de pilotar alguna aeronave real, sabemos que en el aire las cosas se ven de manera diferente y se pueden salir de curso con cierta facilidad. El tiempo de reacción es fundamental, no hay segunda oportunidad, máxime cuando se trata de Matar o Morir… ¡Cazador o Presa!

Cuando un hombre – un soldado, un piloto – se enfrenta a ese dilema, la mente del ser humano recibe una tormenta de pensamientos, de sensaciones y hasta de pánico. Se suda, se acelera el pulso, los músculos se ponen tensos, se evalúan las circunstancias y finalmente se decide cómo reaccionar… Afecta…, vaya que si afecta; más aún cuando también se tiene que lidiar con las fuerzas G y la tensión mecánica que las forzadas maniobras de combate exigen al piloto. La tormenta de señales eléctricas que genera el organismo y los tiempos de reacción son medibles y repercuten sin duda al desenlace del combate.

Tengan claro que, usando la tecnología, se puede lograr el objetivo de adiestrar personal cualificado en el tiempo más breve posible, sin “riesgos” – el vuelo real siempre los tiene – y minimizando el gasto, para así seleccionar, evaluar y descartar a los candidatos ya desde las fases iniciales de su entrenamiento.

La gestión de la parte mecánica del combate – uso de los controles de vuelo, los sensores de armamento y electrónicos, envolvente de vuelo de las aeronaves enfrentadas, etc – puede repetirse hasta el infinito en los simuladores hasta conseguir automatizar y minimizar las décimas de segundo que el piloto tarda en decidir cómo actuar con el aparato… peeero mis apreciados lectores… si a eso le sumamos la tensión emocional del momento, el riesgo y el peso/lentitud de las decisiones humanas… créanme…, eso NO puede simularse… Hay que experimentarlo en un vuelo real, hay que sentirlo en las carnes… aunque sea mediante enfrentamientos de práctica.

Realidad virtual (RV)

Quedaría cojo cualquier artículo sobre simulación si dejase de dedicar al menos un apartado para examinar esta tecnología que se está imponiendo en el mundo de la simulación de vuelo, y que considero imprescindible para recrear con fidelidad el manejo de una aeronave de combate moderna como, por ejemplo, el EF-2000 EuroFighter del Ejército del Aire español.

Querría señalar que mientras redactaba este artículo he reescrito varias veces esta sección hasta que me he dado cuenta de que era imposible resumir, sin aburrirles con una larga parrafada técnica, todo lo que conozco y he investigado acerca del tema. Así que, en vez de ello, voy a contarles una experiencia propia. Por otra parte, les dejo al final del artículo un apéndice con algunas empresas que trabajan con ello y que os pueden proporcionar un contacto real con ese mundo. No son las típicas empresas del “juguete RV”, no son esos simuladores de PC a los que estamos acostumbrados, son empresas serias, son productos serios, son productos profesionales. Son, en definitiva, experiencias reales.

Les cuento pues.

En base aérea de Morón de la Frontera (Sevilla, OZP/LEMO), durante una jornada de puertas abiertas, tuve la suerte de probar un simulador RV del EF-2000. Mientras aguardaba mi turno, observaba sorprendido cómo alguno de los que los que lo iban experimentando terminaba tomando asiento y mareado al acabar la sesión. “¡Qué gracia!” – pensé -… hasta que fue mi turno.

Me sentaron en el asiento, me pusieron un casco de Realidad virtual, evidentemente no el carísimo e innovador casco Escorpión de la compañía francesa Thales con el que están dotando a los EF-18M Hornet españoles, y que integra en el visor sistemas de mejora de la conciencia situacional del piloto – Para los neófitos algo parecido al casco de Iron Man. Vamos… de ciencia ficción -, tras lo cual, desde la estación de control, dieron comienzo a la “demo”. Consistía básicamente en un sobrevuelo de la recreación virtual del propio aeródromo de la base aérea tratando de evitar al tráfico aéreo simulado… Entendí el porqué de los mareos que acababa de observar. Afortunadamente, además de que cierta experiencia en pilotaje de aparatos deportivos que me ha habituado a lidiar con la sensación de vértigo, me conciencié de que, a pesar del realismo de lo que estaban viendo mis ojos, todo era una ilusión visual, si… muy muy fiel… ¡pero no me estaba moviendo del sitio! Me descubrí intentando asomar la cabeza a través del «cristal de la cabina del avión” para mirar la pista de aterrizaje en tierra y a alrededor para tratar de esquivar las aeronaves que se aproximaban. Acabé… tan sentado como los demás y no llegué a marearme… pero faltó poco.

¡¡¡Me quedó claro sin lugar a duda que la RV es el futuro de la simulación de vuelo!!!

¿No sé qué opinan ustedes?, pero creo vuelvo a extenderme demasiado en la longitud del texto. Me han criticado por ello, aunque lo considero necesario si uno quiere abordar los temas con cierto rigor y detalle. Abreviaré, pero, como cierre, no pienso dejar de tratar el epígrafe que sigue.

Simulaciones de guerra, la IA en combate.

Hasta ahora hemos hablado de simuladores de “máquinas de guerra”, entiendo por ello un avión, un carro de combate, un buque de guerra, un MANPAD, un fusil, etc. Son elementos materiales finitos y concretos en los que se evalúa y simula un único elemento de combate. En los centros de entrenamiento se combinan varias unidades de un mismo elemento conectándolos en red para realizar entrenamientos en grupo o de coordinación de ataques. Son ensayos complejos que requieren un gran ancho de banda por el volumen de tráfico de datos, y una cantidad de procesamiento digital considerable, al que hay que sumar la potencia de cálculo necesaria para ejecutar la simulación en cada uno de los puestos individuales.

Así pues, extendiendo el paradigma, pongo ahora sobre la mesa la posibilidad existente de conectar varios simuladores de vuelo en red para efectuar combates virtuales. Estos no necesariamente tienen que encontrarse en la misma ubicación física. Pueden por ejemplo, estar situados en diferentes bases aéreas, simulando así misiones de transporte logístico con protección de cazas y/o reabastecimiento en vuelo. De hecho, la NATO está trabajando en la conexión simuladores de diferentes sistemas sintéticos para “linkarlos” y crear ejercicios de entrenamiento especializados más eficientes. Todo ello se trata en las IT2EC Conference, ferias de formación y simulación de Europa.

Es más, se pretende conseguir un Campo de batalla digital. Los simuladores conectados permitirían a los pilotos volar una guerra a gran escala. Soldados, marineros y aviadores podrían sumarse para trabajar juntos y recrear batallas enormes y muy realistas en línea. Al igual que los jugadores que juegan los últimos juegos de Call of Duty o Battlefield, podrán cooperar en una red en expansión de simuladores de alta tecnología. Usando las herramientas adecuadas y los últimos desarrollos, fabricantes tan reputados como Northrop Grumman y BAE Systems están haciendo realidad ese sueño virtual.

¿El precio de toda esta fantasía digital? Exhorbitante, pero piensen en lo que costaría un ejercicio real. ¡Piensen en lo que cuestan las maniobras conjuntas que hacen los diferentes ejércitos! Pero aun mejor… ¡Piensen el lo que costaría enfrentarse a un conflicto real con una tropa sin sus garras afiladas y pericia para usarlas con eficacia!

¿Y qué pinta la IA (Inteligencia Artificial) en todo esto?

Con esta pregunta me refiero a las herramientas de evaluación de riesgos y de toma de decisiones. No me refiero a esa IA – la WOPR – que aparece en la estupenda película “Juegos de Guerra” y que acaba ocasionando un verdadero caos en el centro de control del NORAD. Me refiero a productos serios que son capaces de aprender de las técnicas del enemigo e incluso, gracias a ello, anticiparse a sus movimientos.

Para el caso al que me estoy restringiendo en mi artículo hablaré de como una IA vence en combate aéreo a los mejores pilotos.

IA contra Piloto.

Más allá de la asistencia que proporcionan la electrónica de a bordo en un avión de combate – radares, IRST, contramedidas, GPS, electrónica de vuelo y diagnóstico, etc -, en lo que podría ser el comienzo de una nueva era y el fin de otra, y con el concurso de varias empresas y centros de investigación, incluyendo reconocidos contratistas de defensa – Aurora Flight Sciences, EpiSys Science, Lockheed Martin, PhysicsAI, SoarTech y Heron Systems -, un programa de software de inteligencia artificial (IA) derrotó a un piloto de caza del Lockheed Martin F-16 de la Fuerza Aérea de EE. UU (USAF) en cinco combates aéreos simulados.

Estas “derrotas virtuales” fueron la culminación del programa Air Combat Evolution (ACE) de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de los EE. UU. (DARPA), en un esfuerzo por diseñar un programa de IA que superase en las maniobras básicas de los cazas a un piloto humano de la USAF a los mandos de un F-16.

Antes de enfrentarse a un oponente humano, el programa se enfrentó con éxito a las IA de los demás concursantes… unos contra otros en varios escenarios de combate aéreo diferentes.

El programa de IA, llamado «Falcon», derrotó al piloto de combate en activo y graduado del Curso de Instructor de Armas F-16 en una serie de maniobras casi perfectas que aprovecharon la capacidad del programa de simulación para volar con mayor precisión y agresividad. “Falcon AI” fue desarrollado por el contratista de defensa Heron Systems – ahora Shield AI -. El piloto humano afirmó que el programa de IA no solo voló con mayor precisión, sino que reaccionó más rápido – Considero que a él lo obligó a dar lo mejor de si mismo… a ser mejor piloto… mejor cazador -.

Sobre la base de lo que se demostró en el programa ACE, la DARPA plantea encontrar formas de hacer que los pilotos tripulados y de IA colaboren mejor juntos en combate: los llamados equipos tripulados y no tripulados.

En mi opinión esta tecnología no se empleará solo como elemento de adiestramiento del piloto, sino que se integrará como futuro elemento de asistencia al combate en el equipamiento de control estándar de los aviones reales, permitiéndoles mejorar la “Kill Ratio” de ejército que lo utilice. Es más, anticipando un futuro plausible, si todos los bandos utilizan una tecnología similar se llegaría a convertir en una lucha entre IA’s!!!

Conclusiones.

Creo que ha quedado meridianamente claro que encuentro más que justificable el uso de la simulación para preparar, complementar y mejorar las capacidades de respuesta de los ejércitos frente a una situación de conflicto, pero – permítanme insistir – considero imprescindibles la ejercitación real de las técnicas simuladas para comprobar que teoría y práctica encajan en las predicciones formativas que los altos mandos estiman durante la fase de adiestramiento de sus tropas.

Fin.

Vivimos en un mundo en el que la economía prima sobre todos los demás intereses, y entiendo que es necesario optimizar el gasto en la preparación del personal militar de cara a anticiparse y/o mejorar el tiempo de reacción frente a las posibles situaciones de combate. La simulación ayuda, pero como corolario tengo para ustedes una frase de Eric Fromm:

“El proceso de aprender un arte puede dividirse convenientemente en dos partes: una, el dominio de la teoría; la otra, el dominio de la práctica.”

A lo que apostilla Benjamín Brewster:

“En teoría, no hay diferencia entre práctica y teoría. En la práctica, si la hay.”

Así que no abandonemos el ejercicio práctico y verificación real de las habilidades que deben poseer nuestros soldados y no vendamos sus – y nuestras – almas – salvaguardadas por las de ellos – a los “cantos de sirena” de la simulación. Podemos estar construyendo un castillo en el aire que se desmoronaría a la menor brisa de viento real.

Un saludo, Damas y Caballeros.

P.d.: Mencionar que la Federación Andaluza de Deportes Aéreos convoca anualmente el Campeonato de Andalucía de Vuelo Simulado – modalidad Duelo – usando el simulador de vuelo de combate “IL2-Sturmovik”, en el que uno de mis compañeros del Club ha quedado segundo. Felicidades!!!

Apéndice:

Simuladores de vuelo profesionales. Visiten entre otros:

😮