Innovación Militar por bandera!!!

Buenos días/tardes\noches de nuevo apreciados lectores. Les hago una aclaración de obligada necesidad… Este artículo estába prácticamente escrito antes del inicio de las hostilidades en Ucrania, pero por diversos motivos he demorado su publicación hasta ahora. Quería hacerlo antes de que quedase  excesivamente «obsoleto» pues las circunstancias piden a gritos un análisis de lo que está teniendo lugar en este momento en ese conflicto de «David contra Goliat» que está sacudiendo la antigua república ex-soviética… y pienso hacerlo. Creo que será interesante compartir mi punto de vista al respecto.

Sin más pasen y lean:

Bien…comencemos… Cierro los ojos, aprieto ligeramente la mandíbula, inspiro profunda y relajadamente por la nariz, relajo la mandíbula, y expulso pausadamente el aire por la boca… continúo respirando, continúo viviendo, continúo escribiendo. Quizá parezca una perogrullada, pero respirar es vivir, y en el acto de respirar está implícito el hecho de que luchamos por mantenernos con vida. Si dejamos de respirar nos asfixiamos y dejamos de vivir… queramos o no ¡es así! Para que un país sobreviva es necesario que pueda respirar, que su economía pueda mantenerse a salvo de las inclemencias de los mercados.

En la actualidad, para controlar a ciertos países, las grandes potencias han adoptado la técnica de tratar de asfixiarlos mediante sanciones económicas, aplicándoles embargos financieros y de materiales. Occidente y en especial Estados unidos es particularmente hábil usando ese sistema. Como ejemplos: Uno de los factores que impulsó a los japoneses a entrar en la Segunda Guerra Mundial y que a la postre permitió a los americanos vencer en el pacífico fue la asfixia y el bloqueo de acceso a los recursos a los que sometió al Japón imperial. En la actualidad China está consolidando su posición adquiriendo la deuda de economías débiles para fagocitarlas. Son en general formas incruentas de control, pero a fin de cuentas… de control.

Estos factores constituyen un nuevo método de gestión del poder que requiere a su vez nuevas metodologías para afrontarlos. Al hilo del ejemplo que he puesto hablemos de la evolución militar.

Desde que surgió el primer organismo vivo en la tierra, el proceso de la evolución ha sido siempre el mismo: Un organismo aparece, crece, se esfuerza para adaptarse al entorno, se estabiliza, y… (si no pugna por “respirar”) desaparece… Si compañer@s DE-SA-PA-RE-CE, (o bien es reemplazado por otro más combativo).

Se produce el efecto denominado “morir de éxito”. Me explico.

Cuando alcanzan cierta estabilidad los organismos, las organizaciones, la vida y las sociedades, se acostumbran, se acomodan, crean su espacio de confort y… se anquilosan, envejecen, se vuelven confiadas en su estatus de poder y…, precisamente por eso, se confían y acaban muriendo. Quizá no muerte no en el sentido físico de la palabra, sino que se ven desplazadas y en muchos casos reemplazadas por otros organismos, entidades, economías o sociedades que aprovechándose de los huecos y/o fallas que encuentran (no nos engañemos todas las tienen), van minando poco a poco su estabilidad hasta derribar el edificio sobre el que se asienta su zona de confort, llegando a sustituir completamente al poder de facto que había dominado hasta el momento. Todo ello no sin algún que otro “daño colateral”.

Si… Estas “nuevas” sociedades emergentes buscan la manera de crecer, aunque sea a costa de la prevalente en el momento. Ocurrió con los mamíferos en la época de los dinosaurios, ocurrió con los pueblos bárbaros durante el Imperio Romano, y le está sucediendo en nuestra propia la cara a la Vieja Europa frente a las potencias que en estos momentos empiezan a reclamar la atención mundial, y frente a la inmigración. Es un proceso natural, que conmociona los cimientos de las estructuras vigentes sustituyéndolas por otras… a veces mejores, a veces peores, pero siempre otras.

Y se preguntarán: ¿qué tiene que ver la parrafada sociológica que acaban de leer con la sencillez del argumento inicial acerca de la respiración?

Los ejércitos modernos han pasado de ser elementos puramente ofensivos y de conquista a ser los garantes del mantenimiento de una sociedad y economía vivas que quieren respirar con tranquilidad y seguridad frente a las amenazas e intereses de otros factores que pretenden asfixiarla. Como explicaba al principio de este ensayo, si queremos mantenernos vivos tenemos que respirar, tenemos que luchar por vivir o al menos mantener un estatus aceptable… y vivir significa evolucionar al ritmo de los tiempos. A veces… incluso se vislumbra de qué manera, pero sino lo hacemos y nos acomodamos… seremos superados, seremos sustituidos. Moriremos.

Recuerden aquella frase famosa de Parque Jurásico: “Una mariposa bate las alas en Pekín y en Nueva York llueve en lugar de hacer sol”. O, dicho de otra manera: “Un pequeño esquife detiene un barco en el Golfo de Adén, y medio mundo se queda sin suministros. Todo sube, los precios se disparan…” – Piensen.

Y créanme queremos vivir, aunque cueste trabajo. Merece la pena, y el ejército como punta de lanza de los mecanismos de defensa frente a las amenazas que perturban el futuro de nuestra sociedad debe evolucionar al ritmo de los tiempos. Abordemos el cómo considerando los siguientes aspectos:

        • Evolución militar sinónimo de Innovación.
        • Canales de innovación militar.
        • Retos de la innovación militar.
        • Un nuevo ejército.

La capacidad para enfrentarse a los nuevos retos y dar soluciones a las amenazas futuras define el futuro de una sociedad. Lo podemos hacer, pero necesitamos al menos informar y colaborar con ella.

Evolución militar sinónimo de innovación.

Tomemos el ejemplo aquellos pequeños mamíferos que, al encontrarse en un mundo devastado tras el cataclismo del gran meteorito, fueron capaces de sobreponerse al caos inicial que se produjo, saliendo de sus madrigueras y obteniendo alimento de aquello que tenían a mano… abriéndose hueco. Poco a poco fueron evolucionando, irónicamente gracias a las “cenizas” de la catástrofe, para convertirse en lo que somos ahora. Los que no evolucionaron y buscaron métodos innovadores para aprovechar lo que tenían a mano… sucumbieron al cambio.

La pandemia del Covid-19, el cambio climático, la inmigración, la crisis energética, la crisis de los microchips y otros factores se han constituido en el tsunami que está removiendo los cimientos de nuestra civilización, sociedad y cultura empresarial.

Rusia, China y el mundo árabe, que hasta el momento tan solo que hacían lo posible mantener a flote sus sociedades, manteniéndose agazapados en sus madrigueras y trabajando en la sombra para gestionar sus necesidades tal y como habían venido haciendo siempre – con más o menos eficacia pero como habían venido haciendo siempre – en este momento, aprovechando que han estallado las múltiples crisis (política, social, económica, y militar), reclaman una posición prevalente en el panorama internacional. Lo están haciendo a codazos, sin miramientos y exhibiendo y usando su poderío militar sin disimulo. Si occidente quiere sobrevivir debe, como aquellos pequeños mamíferos roedores, evolucionar y encontrar maneras innovadoras de utilizar los recursos que tiene a su alcance. He mencionado al inicio de este párrafo, tres grandes bloques de poder, pero la misma filosofía es aplicable a conflictos de interés más cercanos o domésticos.

En chino la palabra crisis se traduce como Wei-Ji. Está formada por dos caracteres. El primero es Wei, que significa peligro y el segundo es Ji, que significa oportunidad. Traducido al mundo militar corremos el peligro de convertir nuestros ejércitos en algo obsoleto y reducto de un pasado glorioso, pero a su vez también tenemos la oportunidad de transformarlos en el motor de nuevas realidades y mecanismos de protección de nuestros intereses sociopolíticos.

Evolución e innovación iran de la mano de algunas de las herramientas que los ejércitos modernos tienen a su alcance y el deber de usar: La tecnología, los medios de comunicación/transporte y la gestión de procesos.

Canales de innovación militar.

Como he mencionado en el epígrafe anterior, contamos con varias herramientas para conseguir implantar procesos innovadores en la política de defensa de nuestros intereses.

    • La tecnología. Se ha convertido en el soporte que usan los nuevos sistemas de armamento y del soldado actual para realizar sus misiones, mantener sus posiciones de defensa y obtener las respuestas a las peticiones de información de campaña. Se usa tecnología de todo tipo:
        • Tecnología para dirigir (armamento y soldados).
        • Tecnología para comunicar (cifrado y transmisiones).
        • Tecnología para producir (armamento y vehículos).
        • Tecnología para formar (en el uso de los sistemas militares y técnicas de combate).
        • Tecnología para simular (vehículos, escenarios).
        • Tecnología para aprender (con especial énfasis en la Inteligencia Artificial).

Tecnología en sus múltiples variantes, pero a fin de cuentas herramientas a nuestra disposición para evolucionar, para innovar – Como aquellos primeros mamíferos, que empezaron a usar herramientas para mejorar su entorno… ramitas, piedras, fuego. Las usaron para modificar su entorno, mejorarlo y crecer… – piensen, establezcan paralelismos, estimados lectores -. En la actualidad la omnipresencia y universalidad de la tecnología permite su uso cómodo, generalizado y provechoso tanto por y para el soldado como para el alto mando y por ende la administración, que en último extremo se encarga de gestionar y proteger el destino de las sociedades a las que representa.

    • Los medios de comunicación/transporte. Mover y/o monitorizar tropas y material tanto amigas como enemigas siempre ha sido un elemento complejo y difícil. Proveerse de tropas y material también es engorroso, aunque menos pues suele ser simplemente cuestión económica. En cambio gestionarlos hoy día es tema harto complicado y su correcto manejo afecta claramente al resultado de las contiendas. El material, su transporte, su localización e informar de ello al alto mando permite a estos elaborar la conciencia situacional – «Situational Awareness» – que determina a cada instante el estado general de los conflictos, que correctamente evaluados permiten anticipar su posible desarrollo.
      En los distintos escenarios de enfrentamiento estos medios se han convertido hoy en día en indispensables, facilitan y permiten mantenerse al tanto de los acontecimientos. Casi siempre se habían usado principalmente en una única dirección: Del alto mando al frente de batalla, pero gracias a las redes cifradas de “comunicaciones de campaña” militares y a los sistemas de comunicación satelital se ha evolucionado de manera que se puede recibir feedback e interaccionar con el soldado o batallón implicado en tiempo real, ya sea para actualizar órdenes en función de la evolución del despliegue, o para determinar la necesidad de desplegar nuevos medios para hacer más efectiva la proyección de poder que se pretende establecer.
      Los modernos medios aerotransportados, los buques de apoyo logístico, los aviones cisterna, o los vehículos de transporte acorazados son sin duda los medios en los que apoyarse para ello. El militar debe aprovechar las innovaciones en estas materias de manera ágil y adecuada a la situación.
    • La gestión de procesos. Son las técnicas y normas que nos van a permitir la mejora continua de los procesos de toma de decisiones tanto políticas como militares, estas últimas en función de las directrices que el gobierno decide trazar. Analizar y ofrecer una visión clara la realidad de cara a la calidad de la toma de decisiones y al análisis de la situación estratégica de los eventos en curso y, determinar el estado de los recursos propios y ajenos de los que se disponen o que necesitan para cubrir una determinada situación, deben ser prioridades de los ejércitos modernos. Estos servicios de gestión de procesos se brindan tanto al soldado como al Alto Mando, planteando metodologías ágiles para medir, modificar y transformar el modo de mover las piezas del tablero de juegos de un conflicto multifactorial actual.
      El análisis de datos, las técnicas de análisis de riesgos computarizados y los sistemas de gestión logística permiten anticipar y disminuir los errores en la toma de decisiones, controlarlas y/o prevenirlas, e incluso experimentarlas previamente. Por otra parte, correctamente entrenados, es posible aprender de los posibles (y costosos, tanto materiales como, sobre todo, humanos) errores como fuente de conocimiento para así retroalimentar el proceso de innovación militar, sacando provecho de de cara a las situaciones que puedan plantearse en el futuro.

Retos de la innovación militar.

Hablaba antes de “crisis”, pero asumir y resolver una crisis y convertirla en una oportunidad es ya de por sí un auténtico reto. Un desafío que llevado a buen término puede conducirnos a centrar nuestros objetivos, impulsar a nuestros ejércitos y consolidar la posición geoestratégica de nuestro de nuestro país.

Durante cada conflicto a lo largo de la historia, los comandantes de los ejércitos se han visto obligados a encarar las variables que les impedían alcanzar los objetivos deseados. El ejército, muy tendente a basar sus operaciones en técnicas y tecnologías ya probadas, es, en general, muy remiso a adoptar cambios y nuevos conceptos, pero obligados por el devenir de las operaciones de campo se han visto sin remedio obligados a adaptarse y aprender a utilizar las concepciones novedosas que los avances de la tecnología estaban poniendo tanto en sus manos como en las de sus oponentes.

Durante la primera guerra mundial el avión, denostado al principio de la guerra por algunos críticos, se convirtió en una herramienta fundamental. Lo mismo podría decirse del tanque y el portaaviones en la segunda guerra mundial, del arma nuclear en la guerra fría. De igual manera, en la actualidad los drones, la guerra electrónica, la ciberguerra y los satélites se han convertido en elementos muy a tener en cuenta.

Pero no seamos quijotes y nos enfrentemos a molinos de viento u objetivos erróneos. Lo que se pretende es resolver las necesidades reales que tienen los ejércitos como proyectores de los intereses geopolíticos nacionales. Para ello en mi opinión los verdaderos retos a resolver son:

        • La capacidad de adaptarse o anticiparse a los escenarios posibles, siendo visionarios en el uso de las tecnologías emergentes que se anticipan en el horizonte.
        • Involucrar a los actores clave: La industria y los gobiernos, como expresión de la voluntad del pueblo.

La capacidad técnica y el grado de implicación de las personas que deben abordar estos retos aumentan las probabilidades de que tenga éxito en la tarea de darles solución… siempre que el coste sea asumible.

Un nuevo ejército.

Quizá he dejado mi reflexión personal para el final – discúlpenme, es mi costumbre – me explico.

Tras las palabras “Alto Mando” se esconde una comunidad de personas de ambición, de carácter y con capacidad de decisión. Se esconde la voluntad y confianza de un grupo de personas de sobrada cualificación para gestionar, facilitar y mejorar el funcionamiento de los ejércitos, al servicio de los propósitos generales del estado; para proponer iniciativas y poner en marcha acciones que mejoren la defensa de nuestros intereses.

Hay que comprender además que para lograrlo es necesario contar a su vez usar el apoyo organizativo, material, logístico y humano de los soldados que forman parte de sus diferentes cuerpos. “Navegando” convenientemente por los canales de innovación que he mencionado anteriormente se puede conseguir entender las circunstancias y consolidar posiciones frente a las posibles amenazas que se ciernan.

En resumen: Enarbola la bandera de la Innovación, es el motor de la evolución social/militar.

¡Imaginen un ejército moderno, bien formado, entrenado y dirigido, que sepa utilizar las herramientas que la innovación y la “sociedad” (en el amplio sentido de la palabra) ponen a su alcance! No respirarían con más tranquilidad confiando que ante una emergencia contaríamos con ellos como línea de defensa.

¡Valor! Necesario para controlar nuestros destinos… ¿El camino? Entre todos los estamos recorriendo.

Anda, relaja esa expresión que seguro que te han provocado mis reflexiones… Respira… Piénsatelo un momento… y: Únete al Ejército.

Fin

Bueno hasta aquí el artículo de hoy. Repasando el texo, mi intención inicial era extenderme algo más, incidiendo en el valor humano tanto del ejército como de las personas a los que proteje y en los pasos que hay que dar para beneficiarse de aquello que aporta la innovación, pero he preferido detenerme aquí y aclarar algo que considero importante:

Quizá opinen que mi enfoque teórico-utópico es demasiado «idealista», «bienintencionado» y hasta «buenista», pero… ¡No se equivoquen, NO! La cosa es muy, muy seria,  los acontecimientos lo están demostrando. Parafreasando a los sabios «O te preparas para la guerra, o tu modo de vida y tus perspectivas de futuro serán aplastadas sin misericordia por la realidad de los hechos«. Tenemos cerca amenazas claras… cerca – me atrevería a decir que incluso hasta en nuestra propia casa –  y si no se innova en el uso de las herramientas que tienemos a nuestra disposición… bueno, ustedes mismos.

Como sugería en cierto párrafo del artículo: Si lo hicieron aquellos insignificantes mamímeros despues del cataclísmo del Cretácico… ¿No vamos a ser capaces nosotros?

Un saludo, Damas y Caballeros.

P.d.: Una pregunta maliciosa: ¿Cual creen que es mi rama del ejército favorita?

😈